motociclismo

El coronavirus apaga las motos

Marcelli lleva el confinamiento con buen humor en su casa familiar.
photo_camera Marcelli lleva el confinamiento con buen humor en su casa familiar.
El vigués Jorge Casales y el rosaleiro Gabriel Marcelli padecen el confinamiento con paciencia e incertidumbre
Ya no rugen los motores. Ya no se plantean estrategias. Ya no se examinan los trazados. Como todos los deportes, el trial ha cesado su actividad con la pandemia del coronavirus. Y como todos los deportistas -y los que no lo son-, a Jorge Casales y Gabriel Marcelli les toca pasar por esto  confinados en casa, sin poder salir a entrenar ni a nada que no sean las excepciones que contempla el Estado de Alarma, que se decretó justo el fin de semana en el que debió haberse disputado en Baiona una prueba del Campeonato de España. Una oportunidad perdida para competir delante de su familia y amigos en la localidad miñorana.
"Fue un chasco", reconoce Marcelli, ilusionado por competir en casa, al igual que Casales, todavía líder de la competición. "Fue un palo bastante grande", comenta el vigués, residente en Barcelona, que tras un par de días en su ciudad natal, optó por regresar a su domicilio habitual para pasar la cuarentena junto a su pareja. "Por suerte vivo en una casa en la montaña y tengo un área con tres piedras para matar el gusanillo", explica Casales. "Pero tampoco me puedo exceder mucho porque si me hago daño le causaría problemas al sistema sanitario", reconoce concienciado el piloto de Gas Gas.
Por su parte, Marcelli hizo el trayecto contrario. También vive en Barcelona. "En cuanto se pusieron complicadas las cosas, me vine para aquí para estar más tranquilo y pasar esto junto a la familia. Desde el equipo me lo recomendaron también, porque hay menos posibilidades de contagio", explica el actual campeón del mundo de TR2. "Voy pasando el rato como puedo. Tengo un espacio para hacer trabajo físico. La moto no la puedo tocar, pero me lo he montado para al menos no perder la forma física", desvela. 
Por lo demás, ambos viven el confinamiento como todo hijo de vecino. "Trato de salir lo menos posible. Solo cuando hay que ir al supermercado", comenta el rosaleiro, que asegura que lo está llevando "bastante bien" dentro de la excepcionalidad de la situación. "Por suerte tengo dos perros y dos caballos y al estar con mi pareja se hace más ameno. Además está la Play y un rodillo para la bici. Vamos intentando disipar como se puede porque al final son muchas horas y si no, te vuelves un poco loco", declara Casales que, con todo, reconoce que esta situación "agobia bastante".
Con todo parado, surge la incertidumbre. El Campeonato de España está en el aire. No se sabe si se podrá reanudar, si se quedaraá así o si simplemente se cancelará. O, al menos, no se les ha dicho nada a los pilotos. La otra competición que estaba en curso antes del parón del coronavirus era el Mundial indoor, que se dio por concluido tras cinco carreras y a falta de dos, con Casales en quinta posición y Marcelli -debutante en la máxima categoría- en la séptima. Ambos estaban metidos de lleno en una dura batalla en la que mediaban solo cuatro puntos entre el cuarto y el octavo. "Notaba que estaba mejorando y creo que podría haberlo hecho bastante bien por ser el que más margen de mejora tenía al ser novato", apunta el piloto de Montesa. Como él, Casales se veía con posibilidades de "mejorar algún puesto en la general", pero no queda otra que poner al mal tiempo buena cara y pensar en los próximos compromisos. "Es lo que hay", resume el vigués.
Este frenazo a la actividad deportiva puede tener consecuencias también en lo económico. "Por el momento no nos han dicho nada de un ERTE", apunta Marcelli desde su casa familiar.  Casales también está a la expectativa, aunque en su caso le han confirmado que la fábrica cierra hasta julio.
Pero hablar de esto, como de casi cualquier  tema a medio plazo, es muy complicado ante la incertidumbre general. "Está todo muy en el aire. Hay que esperar a ver cómo evoluciona todo esto", reconoce el piloto de Montesa, que no descarta la posibilidad de que  se cancele el Mundial al aire libre, aunque se rumorea que podría empezar a finales de agosto. "Pero no es nada fijo", enfatiza Marcelli, que ofrece una posibilidad para que la competición por excelencia del trial se pueda disputar, aunque sea de una manera exprés. "Yo pensé en disputar carreras dobles, como se hacía hace años. Corres una el sábado y otra el domingo. Y así podrías ventilarlo en un mes o mes y medio. Lógicamente no es la mejor manera, pero es la única que veo dadas las circunstancias que estamos viviendo", explica el rosaleiro.
Pero mientras no se sepa cómo se desarrollará la pandemia, es casi imposible aventurarse a nada. Ni siquiera al inicio de la siguiente temporada, prevista para el próximo mes de noviembre. Ahora, seas deportista o no, lo único que queda es cumplir con el confinamiento y esperar a que todo se solucione. Mientras tanto, Casales y Marcelli entrenan y pasan el tiempo como pueden. Y sueñan. Con que esto se acabe. Con volver a montarse en una moto de trial. n

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