Dos conceptos diferentes conviviendo una década en la máxima categoría a apenas 40 kilómetros de distancia. El Conservas Orbe Rubensa Porriño y el Mecalia Atlético Guardés están protagonizando una época gloriosa en el balonmano gallego partiendo de proyectos muy distintos pero, desde su percepción, igualmente exitosos. Mañana, ambos vuelven a cruzar sus caminos.
El Porriño, que ejerce de local, es un club cuyo primer equipo es una extensión de su base. Con refuerzos externos pero fundamentado en la cantera propia y en la cantera gallega. Y desde una gestión también de casa, personificada en la asunción de la presidencia de Abel Estévez cuando ejercía de entrenador del primer equipo. La consecuencia lógica es que en la plantilla que pondrá en liza mañana contará con ocho jugadoras gallegas.
Mientras, en A Guarda, todo gira entorno a la firma Mecalia y a la persona de José Manuel Silva, el gran hacedor de un equipo que lleva años representando a Galicia en la competición europea y que en 2017 ganó la liga de División de Honor. Pero desde una concepción de un gran primer equipo formado en base a fichajes de jugadoras de fuera de Galicia. Con todo, se trató siempre de mantener una referente de la cantera propia, primero con Estela Doiro (llegada precisamente del Porriño) y después con Lorena Pérez, que dejó el equipo el pasado verano. Por eso, en el derbi de mañana el conjunto del Baixo Miño no presentará ninguna jugadora gallega, a excepción de la juvenil Aroa Fernández.
La diferente apuesta también se refleja en los cuerpos técnicos. Cuando Abel Estévez se decidió a dejar el banquillo, dio el relevo al cangués Isma Martínez, con pasado en la entidad porriñesa y que brillaba como técnico en el Novás. Mientras, en A Guarda, José Manuel Silva ha apostado, primero como presidente y ahora como gerente, por entrenadores de fuera: Manu Etayo y José Ignacio Prades. Este curso, toma las riendas Abel González, asturiano, aunque bien es cierto que asentado en Galicia desde hace décadas.
