tenis de mesa tokio 2020

Con la ilusión de los veinte

Juan Bautista Pérez realiza sesiones de bicicleta y también tablas de ejercicio para mantener la forma.
photo_camera Juan Bautista Pérez realiza sesiones de bicicleta y también tablas de ejercicio para mantener la forma.
Juan Bautista Pérez espera los nuevos calendarios para planificar los Juegos de Tokio 
Juan Bautista Pérez (Cistierna, 1969) nació en la provincia de León y reside en la actualidad en Almendralejo, pero realmente es medio vigués porque se crió desde que tenía unos meses en la ciudad hasta cerca de los veinte años. Regresa cada verano a Galicia, mantiene aquí familia y en 2016 realizó buena parte de su preparación en la ciudad olívica antes de obtener la presea de plata en tenis de mesa en los Juegos Paralímpicos de Río. 
Cuatro años después, la idea era similar porque a finales de marzo se cerraba el ránking preolímpico y "yo estaba en el cuarto lugar. Por lo tanto, clasificado sin problema. En abril comenzaban las concentraciones. Ya tenía todo planeado y con toda la ilusión del mundo". 
No obstante, llegó el coronavirus, los torneos aplazados, el confinamiento y el cambio de los Juegos Paralímpicos para 2021. "Entre que no está permitido salir y que no sabemos cómo van a quedar las cosas, estamos entrenando como podemos. Va peor la cabeza que el cuerpo. Da muchas vueltas porque no sabes si estás clasificado o no, cuándo será, dónde...", expresa Juan Bautista Pérez. Acude a su intuición y entiende que pueden producirse cambios porque "se aplazaron varios torneos puntuables como el de Jordania o Italia, que podrían jugarse en octubre, por ejemplo, y determinar que sí valen para el ránking". Por este motivo, el jugador admite que "en primer lugar, deberá marcarse la fecha para los Juegos, que no es lo mismo que se disputen en marzo que en junio y, a partir de ahí, se planificará todo". 
De hecho, la situación de incertidumbre es lo que peor lleva el jugador criado en Vigo. En su caso, tener o no tener la clasificación de forma definitiva no parece tan relevante como "saber a qué atenerse. Esto no es como un trabajo que acaba el confinamiento y vas a la oficina. No. Esto no va así. Hay que planificarse bien", matiza. Una realidad a la que no ayuda el no saber lo que sucederá. El jugador está en contacto permanente con su federación y el Comité Paralímpico, pero "nadie tiene información por ahora porque, además, no sabemos cuándo se podrá salir de esta situación. La intentamos pasar en casa y manteniendo la salud lo mejor posible". 
Eso sí, el cambio de fecha no merma la ilusión de Juan Bautista Pérez y tampoco su habitual buen humor: "Iba a ir con 51 años a Tokio y ahora intentaré acudir con 52". En su mente está repetir la gesta del pasado Mundial. "Estropeé la media de un podio de veinte años. El campeón tenía 19, el segundo 20 y el otro semifinalista, 21. En cuartos le gané a uno de 19 años", explica el jugador vigués con orgullo. De hecho, confirma que "todos mis rivales tienen la edad de mi hija mayor, que está en los 21. La foto del podio parecía tres jóvenes con su entrenador". 
Precisamente, cerca de esa edad, a los 18, el joven se tuvo que retirar del Mundial de Tenis de mesa en la India. Sus piernas le fallaban debido a lo que después se descubrió como una polirradiculoneuritis aguda o síndrome de Landry Guillain-Barré. Una enfermedad que afecta a los músculos periféricos y que, hoy en día, Bautista Pérez controla, en gran medida, "por el deporte de alto nivel. Hago vida normal. Al correr cojeo porque los gemelos no se mueven y no tengo esa fuerza a la hora de jugar. Con la edad sí que lo noto más porque se va acumulando el efecto de la enfermedad con el deterioro de los años". 
Una razón más para mantenerse activo en su residencia de Almendralejo y en esta época de confinamiento: "No tengo una mesa de juego para entrenar porque mi piso es pequeño. Pero sí que me mandaron una bicicleta estática y estos días hago una tabla de ejercicios de mantenimiento y fuerza. Realizo un mínimo de dos horas de deporte al día". Y, como momento de relax, "paseo un poco al perro, pero rápido y para casa". 
Una vivienda que comparte con una familia numerosa porque, "salvo una hija que estaba de Erasmus en Italia y decidió quedarse allí para no ponernos en riesgo", reside con su pareja y tres hijos más: "Incluso nos turnamos en la bicicleta para ejercitarnos un poco. Con los pequeños hay que intentar que se muevan algo, que ellos saben entretenerse bien".n

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