8-M

Cinco parejas de hermanas en el Balonmano Porriño

Paola y Carla Riveiro, las gemelas Marta y María Groba, Izaskun e Ithaisa Trigo, Fátima y Andrea Amarilla y Mica Casasola posan con la camiseta                                                     en el pabellón de O Porriño. 

JV LANDÍN
photo_camera Paola y Carla Riveiro, las gemelas Marta y María Groba, Izaskun e Ithaisa Trigo, Fátima y Andrea Amarilla y Mica Casasola posan con la camiseta en el pabellón de O Porriño. JV LANDÍN
Hoy, 8-M, Día Internacional de la Mujer, en la jornada para la igualdad destaca el ejemplo del Balonmano Porriño, que cuenta con cinco parejas de hermanas en su estructura y ocho de estas jugadoras militan en categoría nacional | “Me ponga muy nerviosa cuando juega mi hermana”, coinciden todas: Mica y Caterina Casasola, Andrea y Fátima Amarilla, las gemelas Groba, Ithaisa e Izaskun Trigo, y Carla y Paola Riveiro, son las protagonistas

Jugadoras de alto nivel. El Conservas Orbe Rubensa Porriño dispone de una amplia estructura de categorías inferiores, tanto femenina como masculina, aunque en este 8 de marzo es necesario resaltar que los equipos de mayor nivel son los de mujeres. La primera formación disputa la máxima categoría, la División de Honor, y la segunda se encuentra en Plata, también de nivel estatal. Seis jugadoras de estas plantillas son hermanas y otras dos tienen a la menor de la familia en la base de la entidad. “Me pongo muy nerviosa cuando juega mi hermana”, es la frase en la que coinciden todas. 

La argentina Mica Casasola es una pieza fundamental en los esquemas de Isma Martínez y en las últimas semanas se incorporó al filial Caterina. Andrea Amarilla alterna el equipo de División de Honor con el segundo, en el que está Fátima Amarilla. En la segunda escuadra comparten emociones desde hace años las gemelas Groba. También forman parte de la plantilla de Plata Ithaisa Trigo, con su hermana Izaskun en cadetes, y Carla Riveiro, que tiene a la pequeña Paola en infantiles.

Probablemente, el caso más representativo de la filosofía de cantera y hermanas del club es el de las Groba, Marta y María. Gemelas que comenzaron a jugar al balonmano en las escuelas deportivas de Ponteareas. “Llegamos al club en infantiles, allá por 2011. Como tenemos la misma edad, empezamos juntas”, aclara Marta. Una versión que ratifica su gemela. Esto le permite vivir “un montón de cosas juntas. Siempre estuvimos en el mismo equipo y compartimos momentos muy buenos, como los Campeonatos de España. Llegamos a ser medalla de bronce y es un recuerdo bonito que queda para toda la vida”. 

Esto en lo oficial, porque, en el anecdotario, vivieron la típica situación de muchas de las gemelas que se parecen. “Recuerdo en un partido que el equipo rival mandó realizar una mixta sobre una de las dos. Vino la jugadora y empezó a gritarle el entrenador que se estaba equivocando, que no era esa. No era capaz de diferenciarnos”, expresa Marta. 

Algo más enrevesado fue el camino de las hermanas Amarilla Cáceres para recalar en el club presidido por Abel Estévez. De hecho, el presidente tuvo un peso importante en su llegada. “Estamos aquí gracias al entrenador del Narón, Pablo López, que conocía a Abel Estévez. Allí la modalidad femenina no avanzaba. En Viveiro, donde residía, no había escuadra de mujeres. Por eso jugaba en Narón. Nos reunimos Pablo, Abel, mis padres y yo. Le comenté las ganas que tenía y Abel Estévez nos propuso varias ideas. Lo pensaron bien mis padres porque también jugaba conmigo mi hermana, aunque ya vivía en Vigo. Entonces, decidimos venirnos a O Porriño la familia”, explica con calma Andrea. Toda una mudanza familiar por el balonmano. En aquel momento, jugaba con una hermana, pero con la mayor. “Nos vinimos a jugar las dos aquí, pero ella después se fue a Suiza y continúa jugando allá”, explica la mediana de las Amarilla Cáceres. Eso sí, en los últimos años “ya estoy con Fátima en el equipo, que subió desde las categorías inferiores”. De esta forma, el Rubensa Porriño tiene un dúo hispanoparaguayo en la plantilla. Algo rocambolesco en el mundo del balonmano. “Comencé a jugar desde pequeña en colegios, pero en Paraguay. Llegué a España con ocho años y Fátima con 3. Yo ya jugaba a balonmano y ella sí que pasó por piragüismo, fútbol sala y kárate hasta que, al instalarse en O Porriño, entró en el equipo con 12 años. Yo lo hice siendo juvenil” relató sobre Andrea sobre su evolución y la de Fátima hasta coincidir en el filial porriñés. 

La última pareja de hermanas en llegar al club es la formada por las Casasola, Mica y Caterina. La primera de ellas llegó en verano y lo hizo con un notable cartel para ser importante en el principal equipo del club. Es internacional argentina y así lo muestra en la pista. Desde hace un mes, está en O Porriño acompañada por su hermana de 21 años, que juega en el filial. “Las dos nos vamos a ver en los partidos, es una forma de apoyarnos y sentirse un poco más cerca de casa. Hablamos mucho de balonmano, después de los entrenamientos y de los partidos”, explica la mayor, de 24 años. Ambas comenzaron a jugar lejos de Galicia, a casi 10.000 kilómetros, en el equipo de su barrio en Buenos Aires a los 9 años. 

También se mudaron, pero desde mucho más cerca, las hermanas Trigo hace unos años. Ithaisa Trigo dejó la cantera del Guardés como cadete porque “necesitaba un cambio. Me notaba estancada y Abel Estévez (presidente) me acogió”, relata. Era una habitual de las selecciones de Galicia y continuó su progresión y, poco después, “mi hermana Izaskun también se vino. Desde el Porriño siempre le dijeron que tenían un hueco para ella”. En su caso, comparten pasión por el balonmano, heredada de sus padres, que eran árbitro y mesa, pero ambas hermanas se diferencian en la posición: “Izaskun es portera y me gusta ir a la grada y animarla cada vez que hace una parada”. Ánimos compartidos porque la joven admite que tiene a su referente en casa. “Estoy muy orgullosa de todo lo que consiguió hasta ahora. Es un ejemplo a seguir para mí, aunque no seamos del mismo puesto”, describe la guardameta. 

Carla Riveiro forma parte de la plantilla de División de Honor Plata este curso y lo hizo tras una trayectoria que empezó a los 11 años. En la categoría infantil está su hermana Paola y no se pierden los encuentros de cada una. “Ella sí que ha estado en todos los partidos y, en la grada, se pone nerviosa e histérica. Yo también me pongo muy nerviosa porque me entran ganas de bajar y darle algún consejo para que lo haga mejor”, describe Carla. En casa tiran de Youtube para analizar sus partidos, mejorar y corregir.

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