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El Celta se rearma con la memoria

Sergio Álvarez lleva a hombros a Iago Aspas tras el partido Celta-Alavés disputado el 6 de junio de 2009.
photo_camera Sergio Álvarez lleva a hombros a Iago Aspas tras el partido Celta-Alavés disputado el 6 de junio de 2009.
Iago Aspas y Eusebio rememoran la permanencia de 2009, el "primer gran día en el fútbol de élite" para el moañés
El Celta se jugará a partir de la próxima semana la permanencia en once intensas jornadas y entre las armas de que dispone para conseguirla figura la memoria de tiempos no muy lejanos. El partido de la temporada pasada contra el Villarreal y la salvación de 2013, con un 4 por ciento de posibilidades a tres jornadas del final, son algunos de los ejemplos que pueden motivar al equipo de Óscar García Junyent, pero ayer, Iago Aspas y el extécnico celeste Eusebio Sacristán rememoraron otra permanencia, la de 2009 ante el Alavés, que evitó el descenso del conjunto vigués a Segunda B y supuso el inicio del Celta contemporáneo, el que ascendió en 2012 y lleva ocho temporadas en la élite.
Junto con Carlos Hugo García Bayón, entonces miembro del cuerpo técnico celeste, Aspas y Eusebio participaron en una charla online organizada por Estrella Galicia y el moañés reconoció que "fue mi primer día en el fútbol de élite y con el que había soñado desde pequeño: debutar en Balaídos ante 25.000 personas y salir por la puerta grande. Yo era un chico joven, con 21 años, y tenía muchísimo que demostrar. Sabía el fútbol que tenía dentro y que tenía que explotar, pero nunca me había visto en una situación tan dramática".
"Es importante lo que dice Iago, que él no sentía esa presión que teníamos nosotros. Nosotros teníamos la carga de todo el peso de un club, nuestro peso personal de iniciar una carrera como entrenadores y quizás lo bueno era que Iago no tenía esa presión. Poder convivir con esa presión es otra característica que hace a los jugadores importantes, no sólo el talento", señaló Eusebio.
Aspas reconoció que convivir con la presión "lo he aprendido con el paso de los años. Recuerdo también la salvación en nuestro primer año en Primera División. Jugar muy atenazado en el partido contra el Valladolid cuando ganamos 0-2 a falta de dos jornadas. Yo era la primera vez que sentía una presión así y con el paso de los partidos es algo que vas controlando.  Pero el día del Alavés no sentía esa presión como mía. Era un chico joven del filial que tenía muchísimo que demostrar".
También sufrió esa presión Aspas la temporada pasada, cuando estuvo lesionado tres meses, pero regresó a tiempo para liderar la salvación del equipo vigués. Una permanencia que empezó el 30 de marzo del año pasado con el partido contra el Villarreal (3-2).
"Ahí sí que llevaba una mochila encima. Eché mucho tiempo fuera, con mucha presión en la calle, en el súper, en la farmacia, en el centro comercial... Cada partido en Balaídos era un sufrimiento, la presión que tenía encima y no me pude aguantar. Igual hubiera sido más fácil romper a llorar con 22 que con 31 y con dos hijos encima. Para que veas cómo es el fútbol", dijo Aspas sobre su llanto en el banquillo tras marcar dos goles en la remontada ante el submarino amarillo.
Volviendo al choque contra el Alavés, Eusebio reconoció que no tuvo dudas para hacer debutar a Aspas. "Yo lo tenía muy claro. Tenía ganas de que Iago jugase, pero también tenía que gestionar un equipo que tenía unos veteranos con un estatus. Yo no quería poner a Iago por delante de otro y que eso me provocase un desequilibrio en el grupo.  Pero cuando llegó el momento determinante y nos lo jugábamos todo, ya no valía otra cosa que sacar la situación adelante y para mí no fue jugármela. Como confiaba en ello y creía en todo lo que tenía, fue jugar sobre seguro, no arriesgar. Salió muy bien y podía no haber sido así, pero yo me hubiera quedado igualmente tranquilo en esa circunstancia", explicó el técnico de La Seca.
Once años después, el Celta vuelve a estar en una situación delicada, pero cuenta con la memoria como arma para salir adelante. n

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