Semanas de duro trabajo en los despachos para todos los equipos de División de Honor de balonmano y, entre ellos, el Conservas Orbe Rubensa Porriño que dirige Abel Estévez. El primer movimiento de la entidad fue asegurar la continuidad de la primera línea argentina Mica Casasola, incorporada el pasado verano y que en el presente curso es una de las jugadoras más destacadas de la plantilla junto a la pivote canaria Haridian Rodríguez. Precisamente, la continuidad de la segunda línea presenta más dificultades porque manifestó que su idea es dejar el balonmano.
La continuidad de Casasola por una campaña permitirá al conjunto porriñés limitar sus acciones en el mercado porque asegura un pilar fundamental. A la argentina se unen otras dos incorporaciones del pasado verano como Thais Fermo y Maider Barros, que tienen contrato en vigor. A partir de ahí, Abel Estévez comenzó la ronda de conversaciones para determinar las renovaciones. Reconoce que esta campaña empezó más tarde, pero que, hasta el momento, ninguna de las jugadoras le manifestó de forma clara que vaya a cambiar de aires o que ya tenga un compromiso con otro club. Por lo tanto, la entidad es optimista en su intención de mantener el grupo de los últimos años y tendrá que trabajar en el puesto del pivote para volver a encontrar una jugadora de garantías. Al ser una posición muy específica, el trabajo es arduo.
En las próximas semanas, el Conservas Orbe Rubensa Porriño intentará mantener a otras piezas clave como la central viguesa Anthía Espiñeira, la lusa Erica Tavares o la moañesa Aitana Santomé, que finaliza un compromiso de tres años, pero ya mostró su intención de continuar. De conseguirlo, los movimientos en el mercado del Porriño serían muy escasos porque, además, dispone de un potente equipo filial que marcha cuarto en División de Honor Plata y con varias jugadoras que se encuentran en la dinámica de trabajo del primer equipo.
Eso sí, Abel Estévez es consciente de que, hasta ahora, el mercado se movió para los conjuntos de referencia de División de Honor como Bera Bera, Rocasa, Málaga o Guardés y que, a partir de ahí, el efecto rebote llegará a los conjuntos de la zona media y la baja. De hecho, pescar en formaciones que pierdan la categoría puede ser una opción óptima para el club de O Porriño. En todo caso, al igual que en años anteriores, la vocación de Estévez como presidente y de Isma Martínez, como preparador, es mantener el bloque con un número reducido de cambios. El proyecto porriñés está muy centrado en la cantera y la formación (con muchas jugadoras cursando estudios).
