Un camino de obstáculos a Tokio

Alice Finot posa con la medalla de oro obtenida en el Campeonato de España.
photo_camera Alice Finot posa con la medalla de oro obtenida en el Campeonato de España.
La céltica Alice Finot cambió de prueba y redujo la jornada laboral con el objetivo de clasificarse para los Juegos
Alice Finot, nacidad en Francia, llegó a Vigo y el Atletismo Femenino Celta por amor. Se asentó, ahora reside en Ponteareas, y también encontró la estabilidad laboral gracias a su formación de ingeniera. El deporte que la acompañó desde pequeña continuó en su día a día y recaló en las filas del Atletismo Femenino Celta, donde, año a año, mejoró y mejoró sus marcas. "Es muy complicado que te lleguen atletas así en Vigo. Fue todo un descubrimiento", reconoce su preparador Manuel Martínez Ageitos. 
Y la última aventura que inician ambos es tratar de clasificarse para los Juegos Olímpicos de Tokio con Francia para la prueba de 3.000 obstáculos. "Ella lo pidió", explica su entrenador y amplía que "tiene un físico muy apropiado para la carrera. Es alta y con fuerza. Pasa los obstáculos con facilidad y pierde poca velocidad. Además, es una prueba que, en el último kilómetro, con la fatiga, la gente con fuerza marca bastante la diferencia". 
La apuesta comenzó el pasado año y se reforzó en el presente con el confinamiento y el aplazamientos de los Juegos a 2021. "La verdad es que me siento muy cómoda. Es una carrera que pide mucha técnica, pero también fuerza y ser táctica, ya que obliga a un último kilómetro muy fuerte. También exige mucha resistencia. Es completa y me divierte mucho", reconoce Alice Finot. Los objetivos son claros y están marcados. En un primer momento, entrar en el Europeo y el Mundial de pista cubierta para hacer los 1.500 metros. "Ya hizo las mínimas esta temporada y tiene que repetirlas", explica Martínez Ageitos. Y, el gran reto, acudir a Tokio en los obstáculos. "Esta temporada bajé 25 segundos mi marca. De los 10:10 hasta los 9:45 y la mínima está en 9:30. Me queda rebajar unos 15 segundos", relata Finot. Un objetivo que parece complicado, pero que espera alcanzar: "Las mínimas se pueden hacer de diciembre hasta junio, pero como el 3.000 obstáculos sólo se corre al aire libre, se podrá intentar hacerla de abril a junio. Las marcas de esta prueba, viendo mi físico, que tengo la cadera alta y las piernas fuertes, son posibles para mí".
La hoja de ruta está marcada. A partir de hoy comienza un descanso para después hacer una concentración en altura y regresar a Vigo con la vista puesta en el invierno. Llegan estos objetivos tras un verano atípico, pero "en el que salió todo lo que nos propusimos", explica la atleta. La céltica salió del confinamiento más fuerte tras superar lesiones en 2019 y "el mes de agosto, con las vacaciones, lo pasé en Francia para competir. Estuve en cuatro ciudades y afronté el Campeonato de Francia, que pude ganar. Me sentí muy bien en la final y Manu estuvo allí. Tenía que estar conmigo en esa victoria", relata Finot. 
Antes de llegar a la cita marcada del verano "tuve que hacer entrenamiento y competición a distancia. Como el teletrabajo, pero atletismo", matiza. Por su parte, Ageitos expresa que "viajé porque ella se encuentra más tranquila y así le pude ir dando referencias mientras corría. La verdad es que la vi bien desde el principio", admite. Y, al final de la carrera, tocó celebrar el título de Francia, el primero a los 29 años. 
Con el cambio de prueba, de los 1.500 a los 3.000, la deportista tuvo que subir el nivel de entrenamientos y también el descanso porque sufrió lesiones el pasado año. "Me adapté bien y aprendí mucho de los errores. Fortalecí los puntos más débiles y también descansé mucho más de lo que hacía antes. Incluso cambié la alimentación y salí más fuerte de los problemas físicos que tuve", relata. Unos cambios que afectan al día a día, incluso en la faceta laboral porque la francesa pasó de estar a jornada completa e, incluso, hacer horas extras a pedir una reducción de su horario. Algo fundamental para dar el paso al nivel internacional. "Hablé con la empresa para pedir una reducción de la jornada laboral y trabajo menos horas para poder entrenar más y, también, descansar más", explica. A esto ayuda que "me dieron todas las facilidades. Creo que para la empresa es un orgullo tener a una atleta de alto nivel y poder apoyarme en este proyecto, que es personal, pero también de vida". 
De esta forma, tiene que hacer menos horas y, en tiempos de Covid, "combino el presencial y el teletrabajo. Casi como en el atletismo, en el que entreno en la pista, en Castrelos y, cuando tengo que hacer rodaje, lo hago en Ponteareas con el perro", relata Finot. 
Modificaciones de horario y de vida que también se dejan entrever en el entrenamiento. Ahora es más completa, aunque Martínez Ageitos advierte que "subió su carga de entrenamiento, pero todavía no trabajamos a fondo del todo. Tiene margen de mejora, aún no llegamos a su límite y creo que la próxima temporada va a darle un mordisco a sus marcas bastante grande". A partir de octubre se esperan meses duros para Alice Finot. "Seguiré en el Celta", anuncia la deportista y su preparador explica que "si no consigue la mínima del 3.000 obstáculos, seguro que queda cerca y ahí tiene la opción de entrar por los puntos del ránking. Por eso tendremos que escoger bien las reuniones a las que ir". Una elección dura porque los 3.000 obstáculos son una disciplina que sólo se corre al aire libre y esto deja en abril, mayo y junio los meses para establecer el registro que permita estar en Tokio y, todo ello, dentro de los condicionantes de la pandemia del coronavirus.
Una circunstancia que difícilmente puede parar a la atleta de Montbeliard. La francesa del Celta que ahora reside en Ponteareas, pero "viajar treinta minutos minutos para entrenar en Vigo, para mí eso no es nada. Yo soy de París", expresa con optimismo situada al  lado de uno de los obstáculos de la prueba: "miden 76,2 centímetros. Hay que conocer lo que se salta".n

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