El Celta, que acumula cinco jornadas sin perder en casa, necesita unos 20 puntos para salvarse y se jugará en Vigo 21
Cuando Óscar García Junyent asumió el cargo de entrenador del Celta, allá por inicios del pasado mes de noviembre, lo hizo sabiendo que jugaría más partidos lejos de Balaídos que en el estadio vigués. Así ha sucedido hasta la fecha –cinco encuentros sobre el Lagares y siete lejos– y así se mantendrá hasta un final de temporada para el que al conjunto vigués le restan 14 partidos, siete como local y otros tantos como visitante. Esos 21 puntos que pondrá en juego ante su afición se antojan fundamentales para certificar la permanencia, más allá de lo que se pueda recabar a domicilio. Porque los célticos tienen hoy por hoy ese mismo número de puntos y necesitarán, según la media de la última década, cerca de 20 para mantenerse en la máxima categoría.
Hoy por hoy, a la espera de lo que suceda mañana con el Leganés como invitado en el híbrido estadio municipal, el equipo vigués acumula cinco jornadas consecutivas sin perder, todas en las que Óscar García Junyent se sentó en su banquillo. Una racha sólo equiparable, en estas dos últimas campañas de sufrimiento, a la vivida el pasado curso en las últimas cinco jornadas como local. Claro que el dato pierde fuerza al apreciar que de esos cinco duelos el bloque celeste sólo ha ganado uno, el último ante el Sevilla. El resto, cuatro empates.
El Leganés abre ahora esos últimos siete partidos en casa, con un variado de rivales que se antoja exigente: el conjunto madrileño –rival directo por evitar el descenso–, el Villarreal –metido en la lucha por Europa–, el Alavés –todavía en huida del descenso–, el Barcelona –presumiblemente, todavía peleando por el título–, el Betis –situado ahora en tierra de nadie–, el Atlético –que tal vez se vea apretado para entrar en Liga de Campeones– y el Levante. Será harto difícil hacer un pleno, pero en las opciones de futuro del Celta Balaídos jugará un papel más que principal. Ya desde mañana.
Hoy por hoy, a la espera de lo que suceda mañana con el Leganés como invitado en el híbrido estadio municipal, el equipo vigués acumula cinco jornadas consecutivas sin perder, todas en las que Óscar García Junyent se sentó en su banquillo. Una racha sólo equiparable, en estas dos últimas campañas de sufrimiento, a la vivida el pasado curso en las últimas cinco jornadas como local. Claro que el dato pierde fuerza al apreciar que de esos cinco duelos el bloque celeste sólo ha ganado uno, el último ante el Sevilla. El resto, cuatro empates.
El Leganés abre ahora esos últimos siete partidos en casa, con un variado de rivales que se antoja exigente: el conjunto madrileño –rival directo por evitar el descenso–, el Villarreal –metido en la lucha por Europa–, el Alavés –todavía en huida del descenso–, el Barcelona –presumiblemente, todavía peleando por el título–, el Betis –situado ahora en tierra de nadie–, el Atlético –que tal vez se vea apretado para entrar en Liga de Campeones– y el Levante. Será harto difícil hacer un pleno, pero en las opciones de futuro del Celta Balaídos jugará un papel más que principal. Ya desde mañana.
