Un Anxo que me impulsa

José Antonio Figueroa, con sus hijos, antes del Trail del Mont Blanc disputado en el año 2018.
photo_camera José Antonio Figueroa, con sus hijos, antes del Trail del Mont Blanc disputado en el año 2018.
El redondelano José Antonio Figueroa realizará una carrera solidaria de 330 kilómetros en Cataluña en la que recaudará fondos para la asociación viguesa Bicos de Papel

José Antonio Figueroa tenía una vida normal. Estable, con familia, pareja y dos hijos. Ambos padres con trabajo y un día “notamos que el pequeño se movía poco. Estaba muy parado y fuimos con él al médico”. Y aquello resultó un terremoto en su vida porque “le descubrieron que tenía cáncer, leucemia”. El pequeño estaba en dos años y diez meses y “el diagnóstico es un mazazo, te cambia todo. Nunca piensas que va a pasar algo así”. 

Esto sucedió hace más de un año y José Antonio Figueroa pasó de su día a día habitual con el trabajo y sus kilómetros como corredor de montaña a “hacer turnos de ocho horas en el hospital y, un mes después, comenzar la pandemia”. Todo ello en una situación en la que “el pequeño llegó a estar muy malito, con tiempo en la UCI. Por suerte, ahora está mejor. El tratamiento fue bien”, explica el deportista. 

Entre visitas al hospital, consultas y las visitas a Anxo, José Antonio Figueroa recuperó poco a poco las carreras por el monte y, también, se movió para intentar ayudar desde su pequeña parcela a la lucha contra el cáncer. Encontró ayuda del catalán Óscar Griño, también especialista en trails y que lleva años con el proyecto Salut i Cames, que recauda fondos para la investigación contra el cáncer infantil en el hospital barcelonés Sant Joan de Deu.  

Quedaba por encontrar la fórmula y se materializó en la Ruta de los Puertos de Beceite al Montsant, un reto de 330 kilómetros para realizar en 100 horas por Figueroa y Griño. E, “invitamos a todo el mundo que lo desee, que nos acompañe a cambio de una pequeña aportación. La cifra que pusimos es los kilómetros que hagan, en euros”, expresa el deportista. 

Como es lógico, nadie o casi nadie podrá acompañarlos todo el trayecto por la enorme exigencia física. Pero sí unos kilómetros en los muchos puntos de la ruta.  De hecho, ambos corredores tienen toda la información con los puntos de enlace en oscarbolu2.com. “Unimos lo que es el trazado de tres carreras diferentes, así está todo marcado y es más sencillo para no perderse”, indica el redondelano. 

El reto de 2021 es en tierras catalanas, pero para 2022 ya piensa en traerlo a Galicia y será con un desafío también notable. “Unir cuatro ciudades de Galicia. Será un reto duro poder hacerlo. La idea es Lugo, Ourense, Santiago y terminar en Vigo”. No obstante, la finalidad es notable, ya que José Antonio Figueroa optó por destinar la mitad (su parte) de lo que recauden ambos atletas “a la asociación Bicos de Papel de Vigo, que dan mucho apoyo a los padres que tienen niños con cáncer”.

De hecho, el corredor especifica que “por suerte, nosotros tenemos una situación económica sin apuros. Los dos trabajamos y, gracias a las facilidades que nos dan, lo podemos seguir haciendo. Pero en este camino encontramos muchos padres que lo pasan realmente mal, que no tienen trabajo, conocimos a una madre soltera… Situaciones difíciles y toda ayuda es poca". 

José Antonio Figueroa añade que “la asociación, debido a la pandemia, no ha podido recaudar lo que podía en una situación normal y las necesidades no bajan”. Existe la opción de correr, aunque la principal fuente de recaudación son las donaciones anónimas a través de la web y, también, los patrocinios, mayores o menores, de las empresas. 

Y, en el plano más deportivo, el redondelano también está en pleno proceso de entrenamiento para una reto de gran dureza, que intentará cubrir entre el 8 y el 12 de octubre. “Cuando recibí la noticia, claro, cambia todo y dejas de correr. Al final, fue un año casi sin hacer nada. Lo único, salía a trotar de vez en cuando, pero muy poco”, relata.  “Ahora estoy entrenando para este reto y, la verdad, todavía voy un poco justo”, reconoce.

Tendrá que esforzarse este mes de septiembre para ganar ese fondo que tenía antes y, seguro, que lo que no alcance la forma se lo añadirá pensar en Anxo y en ayudar a otros muchos como él.

Poco a poco, la familia ve el final del túnel, aunque quedan meses por delante hasta una recuperación definitiva que no sabe cuando llegará. “Esto es así, no lo sabes”, expresa. Al menos quedaron atrás “los días en que me turnaba con mi pareja (Nuria) para hacer ocho horas en el hospital en plena pandemia. Recuerdo ir en coche a casa y no encontrar a nadie en la autopista”, relata José Antonio Figueroa

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