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Cinco años inestables

Las jugadoras de El Olivo lloran tras su derrota en la fase de ascenso de 2016, en el que acabó siendo su último partido juntas en el club
photo_camera Las jugadoras de El Olivo lloran tras su derrota en la fase de ascenso de 2016, en el que acabó siendo su último partido juntas en el club
En el último lustro, cuatro equipos de la zona han visto cómo sus jugadoras se fueron en bloque
Ya lo decía Joan Manuel Serrat: "Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio". Por eso, verano a verano, puede resultar triste -o no- constatar que bloques de jugadoras del fútbol vigués abandonan los clubes. Lo que es seguro, es que es una realidad. Y de las crudas. Porque en los últimos cinco años, hasta cuatro clubes con equipos en Primera Estatal se quedaron con sus plantillas muy trastocadas a final de temporada porque una gran parte de sus futbolistas -en ocasiones, todas- decidieron marcharse de sus entidades.
El último caso ha sido el del Valladares. Discrepancias entre jugadoras y técnicos con la directiva se saldaron con la marcha de un buen número de la plantilla. La mayoría de las que dejaron A Gándara formaron una nueva entidad, que partirá desde Segunda Autonómica, la categoría más baja del fútbol femenino. El club albiazul, por su parte, ha reaccionado fichando un nuevo entrenador -Jacobo Lorenzo- y trabaja en la confección de su plantilla amparado en su fuerte estructura de base para salir a competir en la categoría nacional que ostenta desde la temporada pasada.
Pero antes que el Valladares, Matamá, El Olivo y Erizana vivieron una situación similar. En el caso del club de Baiona, todas las jugadoras se marcharon al término del curso 2014/15. El motivo, nuevamente, el desencanto de las jugadoras con la directiva, en la que perdieron la confianza por promesas incumplidas. 
Problema idéntico fue el de El Olivo en el verano de 2016. En esta ocasión, con el agravante de que se trata de un club que militó en Primera División y que, en aquel entonces, acumulaba tres títulos ligueros de Segunda de forma consecutiva. David Ferreiro, actual técnico del Sárdoma, era el entrenador de aquel equipo, que también lo dejó. "Fue una decisión lógica porque a nivel económico, el club no cumplió con nosotros", recuerda el técnico, que por encima de los impagos reivindica que sus jugadoras "pusieron siempre lo deportivo por encima de lo monetario" en aquellos años. "No se nos puede achacar nada", manifiesta.
El verano pasado, una historia similar se vivió en Matamá. Aunque con matices. El equipo celeste había logrado ascender a la nueva Segunda División, pero el club no fue capaz de reunir los apoyos económicos suficientes para cristalizar ese ascenso. Edu González, técnico de aquel conjunto, decidió entonces dejarlo. "Ya no era la primera vez que me pasaba y quería desconectar", explica el actual entrenador del Umia. Tras él, muchas  jugadoras decidieron marcharsee, desencantadas por la imposibilidad de disfrutar en el campo de los méritos contraídos en el mismo. Y un buen grupo de ellas acabó firmando por el Interrías. "Fue más casualidad que otra cosa", comenta Edu, que destaca que varias jugadoras recibieron ofertas individualizadas y acabaron de ese modo en Portonovo. Así lo recuerda también David Ferreiro, que formaba parte del cuerpo técnico del Matamá y ese verano pasó al Interrías como director deportivo.
El quid de la cuestión es: ¿por qué pasa esto? Ambos protagonistas reconocen que, visto desde fuera, "no es algo bueno" para el fútbol femenino. "Dentro de estas historias hay que saber la realidad. Conocer ambas partes. Porque a veces opinamos sin saber muy bien lo que está pasando dentro", apunta con prudencia Ferreiro, que deja claro que "al final, cada uno toma sus propias decisones". Algo en lo que concuerda González: "Todo es tratar de enterarse bien de lo que ha sucedido en cada caso".
¿Y cómo se soluciona? "Al final y aunque pueda resultar triste decirlo, es un asunto económico", comenta el actual técnico del Sárdoma. Dar y recibir. "Hay que exigir en base a lo que se ofrece. Yo soy el más profesional del mundo entrenando pero hay una lógica que es evidente: las jugadoras tienen sus trabajos o sus estudios y deben anteponerlos al fútbol", añade Ferreiro, que lamenta fugas de talento, como Sara Debén, que acaba de fichar por el Albacete. Edu González transita el mismo sendero de opinión. "La solución es muy complicada. Podría ser una apuesta deportiva seria", confirma el entrenador del Umia, que, no obstante, destaca el trabajo de base de Sárdoma, Mos y Valladares. Los tres equipos de la zona en Primera Estatal. Quizá la solución para que esta historia no se vuelva a repetir.n

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