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Un año de la reconquista celeste

Iago Aspas, que reaparecía tras lesión, fue el gran artífice de la gesta.
photo_camera Iago Aspas, que reaparecía tras lesión, fue el gran artífice de la gesta.
Hoy se cumplen 12 meses de la remontada del Celta ante el Villarreal, clave en su camino hacia la permanencia
Cuando el Celta encaraba el túnel de vestuarios tras la primera parte del partido que le enfrentaba al Villarreal, las nubes más negras se cernían sobre el cielo vigués. La permanencia de los célticos estaba seriamente amenaza con los siete puntos que los amarillos adquirían de ventaja gracias al 0-2 que reflejaba el marcador en aquel momento. Pero Iago Aspas tenía otros planes. El fenómeno morracense regresaba de tres meses lesionado en los que su equipo zozobró. Y lo hizo decidido a agarrar el timón para evitar el hundimiento. Su segunda mitad, descomunal, guió a la escuadra celeste a una remontada que culminó A Nosa Reconquista y encendió la luz del faro hacia el puerto de la Primera División. Hoy se cumple un año de aquello.
"Foi marabilloso, espectacular e inesquecible", recuerda Javi Vaz, de Centolos Celestes. "Déronse todos os ingredientes da epicidade. A festa previa, o recibimento e a remontada", añade Vaz, que asegura que esa receta "durou ata final de tempada" para garantizar la permanencia.
"Siempre digo que el fútbol es como un estilo de vida, en el sentido de que organizo mi ocio en base a cuándo juega el Celta en Balaídos", reflexiona Gus Agulla, de Bendita Condena. "Aquel partido fue un ejemplo porque tengo más reminiscencias del antes y el después que del propio partido. Lo recuerdo como uno de los grandes ambientes. Lo vivido en la previa de O Casco Vello fue espectacular", añade.
Precisamente Diego Requejo, presidente de la peña Casco Vello, secunda a Agulla y prolonga el extásis hasta el estadio. "O recibimento ó equipo foi dos mellores vividos en moito tempo. A ocasión o merecía", destaca. 
Así fue. La afición celeste metió el primer gol fuera de Balaídos. Pero el efecto no fue inmediato. En solo quince minutos, el Villarreal mandaba 0-2 con goles de Ekambi y Pedraza en una final por la salvación a la que los amarillos llegaban con 29 puntos y los celestes con 25. "Jamás doy un partido por perdido", expone Reyes Álvarez, presidenta de Terra Celeste. Y menos si Iago Aspas esta en el verde. "Cuando lo vi en el campo,  pensé: 'Tú nos vas a sacar de esto", añade Álvarez, que reconoce que se emocionó con el pitido final y con "las lágrimas de Iago" al término del encuentro.
366 días después, el Celta vuelve a coquetear con el descenso, aunque en una posición más desahogada en lo deportivo, pero mucho mas crítica -como la que atraviesa toda la sociedad- por el coronavirus. "¿Quién nos iba a decir que un año después estaríamos viviendo una situación tan grave de salud?", añade la presidenta, que envía "toda la fuerza y el ánimo del mundo" a todos.
El golazo de Aspas de falta en el 51 encendió la mecha y equipo y afición empujaron en comunión. El empate de Maxi Gómez y el penalti ganador del morracense culminaron la remontada del partido y también la de la temporada, liderada por el estado de gracia del futbolista de Moaña. Un aniversario lleno de simbolismo para lo futbolístico y para lo que no lo es, en esta delicada situación que atraviesa la sociedad. La afouteza siempre es bienvenida. n

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