En la situación pandémica actual, el fútbol profesional tiene la gran ventaja respecto al resto de categorías de que no vive de los ingresos por entradas ni por abonos. De ahí que pudiese retomar la actividad el pasado mes de junio y que ahora se dude de las fechas más que de el hecho de que vaya a comenzar o no la próxima temporada. Mientras los ingresos televisivos se mantengan o disminuyan por escaso margen, no se atisba problema de supervivencia de las entidades.
Eso sí, la situación es obviamente especial. Y el capítulo quizás más afectado es el de la afición, que no pudo seguir en los estadios los partidos tras el parón y, muy posiblemente, tampoco pueda hacerlo en el inicio del nuevo curso. Y si es posible, será en un número reducido.
Todas estas cuestiones generan una incertidumbre que choca con el rigor en las cuentas que se impone desde la Liga y que asume como propio el Celta. De hecho, la patronal de los clubes ya les ha dejado claro que en su próximo presupuesto no pueden incluir la partida de abonados. Y esos números son claves, por ejemplo, a la hora de fijar su tope salarial. Como ya queda dicho, el porcentaje en lo económico es mínimo, pero la pérdida en lo social y en la desconexión con el público objetivo puede ser importante. Y de ella depende, en buena medida, la parte de las cuentas que tiene que ver con patrocinios.
Con esas cifras ya asumidas y convencido de que su buena salud financiera le permitirá asumir las inevitables pérdidas, el Celta, como el resto de clubes, medita si será o no posible realizar una campaña de abonados. La espera por certezas se antoja eterna, pues la situación es cambiante y está en tendencia negativa ahora mismo. Se desconocen fechas y si se podrá abrir los estadios a algún porcentaje de público. Por lo tanto, habrá que ser imaginativos con la posibilidad de expender los carnets de socios para una temporada con tantas trabas.
Porque, por si fuera poco, parece más que posible que las gradas de Marcador y Fondo estén inservibles toda la temporada, ya que el Concello tiene previsto iniciar en septiembre su reforma. Una incertidumbre más.
Balaídos lleva medio año sin la presencia de público en las gradas
Hoy se cumplen 170 días desde que el estadio de Balaídos acogió un partido con público en la grada. Un poco más de medio año sin que la afición celeste haya podido acudir a animar a su equipo, que disputó seis encuentros ante los graderíos vacíos en la sufrida recta final de la competición liguera. Ese último día en que el celtismo pudo pisar el recinto deportivo municipal fue el pasado 22 de febrero, con motivo del duelo que midió al conjunto vigués con el Leganés y que acabó con victoria local por 1-0 merced a un gol de Iago Aspas.
