JORGE C. ALONSO Presenta “Las lluvias de primavera amargan el buen vino”

“No soy de la tendencia a escribir 800 páginas, prefiero la novela que se puede leer de un tirón”

Jorge C. Alonso, con su novela.
photo_camera Jorge C. Alonso, con su novela.

 Jorge C. Alonso (Vigo, 1967), periodista y escritor, presenta una novela ambientada en el medievo inglés. “Las lluvias de primavera amargan el buen vino” es la tercera incursión en la literatura de ficción después de “Relatos desde el tren” y “El disparatado secuestro de Abel Caballero por parte de los rotondianos”.

Esta no es una novela histórica al uso. ¿Era su intención?
Quería hacer otra cosa. Hace muchos años escribí un relato de tres o cuatro páginas con este mismo título y lo que hice fue darle forma. Aunque los personajes son reales están novelados porque pretendo huir del género de novela histórica.

De hecho recoge una versión peculiar de la leyenda de Robin Hood. ¿En qué se basó?
Es una licencia pura y dura. No se sabe si Robin Hood existió y si lo hizo fue en el reinado de Ricardo Corazón de León, que no corresponde con la época de la novela.

Tampoco el tono se corresponde con el literario. ¿Busca hacerla más accesible?
De por si la genealogía y los nombres son un rollo, creo que con este tono facilitó la lectura. Está escrita “a cañón”, como si estuviese hablando, sin pararme en grandes detalles. 

¿De ahí  las escasas descripciones que hay en su narración?
No son necesarias, debe ser el lector el que se haga su propia idea. Puedo escribir que unos jinetes llegaron a Caen y se hospedaron en una pensión, pero no cómo era esa pensión o la historia del lugar. Cuando leo libros me salto en diagonal varias páginas, demasiado detalle me aburre. Me gusta ir al grano sin tanto rodeo. Excepto “El nombre de la rosa” no hay ningún libro que llevado al cine sea como lo imaginé.

¿Por qué escogió a los condes de Salisbury para protagonizar su trama?
Tengo un amigo inglés, le conté que tenía esta historia y que necesitaba un lugar donde ubicarla. Tenía que tener una catedral y estar en el sur de Inglaterra, ya que precisaba una fácil la conexión con Francia. Él me habló de Salisbury y me pasó toda la documentación. Fue una casualidad.

En el prólogo, Manel Loureiro le echa en cara que sea tan corta. ¿Habrá continuidad?
No es necesario. No entiendo esa tendencia a escribir 800 páginas, prefiero una novela que se pueda leer una tarde de un tirón.

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