La periodista Mónica Carrillo (Elche, 1976), presentadora de los informativos de fin de semana en Antena 3, fue galardonada con el Premio Azorín de novela por su última obra, “La vida desnuda”, que ayer presentó para los lectores vigueses.
Con la nueva normalidad el encuentro presencial va a tener que esperar. ¿Algún mensaje para sus seguidores en Vigo?
El plan era hacer las presentaciones físicas, pero la gira no ha podido ser. Espero que la próxima no sea desde la distancia porque en las firmas de libros cuando llegan los lectores y me miran a los ojos, esa mirada me dice mucho.
“La vida desnuda”, se basa en la existencia de Gala, ¿de dónde surge su historia?
Llevaba tiempo rondándome por la cabeza la idea de escribir sobre los secretos de familia y ahí apareció Gala para vertebrar una novela coral, con muchos personajes que cuentan su historia a través de las visiones de Gala.
¿Tiene una base real o son fruto de la imaginación?
Al ser periodista estoy deseando poder evadirme y crear los personajes y las tramas de ficción. Soy muy observadora y me fijo en cualquier cosa de la que pueda sacar ideas. Es también un ejercicio de empatía poder situarme en el lugar de mis personajes.
¿Qué interesa más el viaje físico o el espiritual que hace Gala?
El viaje es importante para ella, le supone un desgarro emocional. También es un proceso de madurez, como una catarsis. Es un viaje de 48 horas que se convierte en un proceso vital para ella, donde las emociones juegan un papel importante. Es un momento de despedidas.
Cada capítulo parece concebido como una secuencia cinematográfica. ¿Es consciente o es deformación profesional?
No lo hago de manera deliberada, pero escribo escenas muy visuales. Mi gran reto es conseguir que las emociones resulten creíbles.
¿Qué supone recibir el Premio Azorín con su tercera novela?
Lo llevo con orgullo y satisfacción. Nunca me había presentado a ningún premio y al ver a mis antecesores, es una responsabilidad. Es un espaldarazo como escritora, aunque siempre agradezco la muy buena acogida que tuve entre los lectores.n
El plan era hacer las presentaciones físicas, pero la gira no ha podido ser. Espero que la próxima no sea desde la distancia porque en las firmas de libros cuando llegan los lectores y me miran a los ojos, esa mirada me dice mucho.
“La vida desnuda”, se basa en la existencia de Gala, ¿de dónde surge su historia?
Llevaba tiempo rondándome por la cabeza la idea de escribir sobre los secretos de familia y ahí apareció Gala para vertebrar una novela coral, con muchos personajes que cuentan su historia a través de las visiones de Gala.
¿Tiene una base real o son fruto de la imaginación?
Al ser periodista estoy deseando poder evadirme y crear los personajes y las tramas de ficción. Soy muy observadora y me fijo en cualquier cosa de la que pueda sacar ideas. Es también un ejercicio de empatía poder situarme en el lugar de mis personajes.
¿Qué interesa más el viaje físico o el espiritual que hace Gala?
El viaje es importante para ella, le supone un desgarro emocional. También es un proceso de madurez, como una catarsis. Es un viaje de 48 horas que se convierte en un proceso vital para ella, donde las emociones juegan un papel importante. Es un momento de despedidas.
Cada capítulo parece concebido como una secuencia cinematográfica. ¿Es consciente o es deformación profesional?
No lo hago de manera deliberada, pero escribo escenas muy visuales. Mi gran reto es conseguir que las emociones resulten creíbles.
¿Qué supone recibir el Premio Azorín con su tercera novela?
Lo llevo con orgullo y satisfacción. Nunca me había presentado a ningún premio y al ver a mis antecesores, es una responsabilidad. Es un espaldarazo como escritora, aunque siempre agradezco la muy buena acogida que tuve entre los lectores.n
