Libros de texto, una elección que depende de centros y profesores

Alumnos de enseñanza secundaria durante una clase.
photo_camera Alumnos de enseñanza secundaria durante una clase.

La última polémica surgió con uno de Biología que recomienda abstención contra enfermedades sexuales

nnn La elección de un libro de texto u otro y de una editorial u otra depende, desde hace años, de los colegios y de sus docentes y no de las comunidades ni del Ministerio de Educación, pues es un tema que pertenece a su autonomía pedagógica y no requiere previa autorización de la Administración educativa. Lo recuerdan diversos expertos tras la polémica surgida con el contenido del libro Biología y Geología de tercero de la ESO de la editorial católica Casals, en el que se aconseja abstinencia y fidelidad para evitar enfermedades de transmisión sexual y califica al aborto de problema social.
El libro es utilizado en algunos colegios públicos de varias comunidades y desde ellas se ha señalado que investigarán el contenido y después tomarán las decisiones adecuadas como puede ser su retirada. Casals, sin embargo, sostiene que se trataría de "un lamentable acto de censura e intervención ideológica, totalmente contrario a la libertad de edición y de cátedra".
Desde la Asociación Nacional de Editores de Libros de Texto y Material de Enseñanza (Anele) se asegura, por tanto, que son los centros y docentes los que escogen los libros de texto que consideran oportuno. Y hacen su selección entre el catálogo del mercado, que para este curso asciende a 34.082 libros, 15.348 de ellos digitales.
Para la enseñanza obligatoria la cifra de libros es 11.296 y 5.482 digitales, aunque las fuentes de Anele (representa a 30 editoriales del sector) especifican que se trata de datos que van actualizándose.

no hay supervisión previa
Un cambio de ley, nuevos currículos o cada cuatro años obligan a las editoriales a cambiar los libros. Comerciales de estas empresas visitan los centros y presentan sus proyectos editoriales. "No hay una supervisión previa" de las autonomías, recalca Anele, aunque añade que si un libro ya editado no cumpliera con el currículo nacional y autonómico, la inspección educativa podría investigarlo. Se han dado casos en los que una propia editorial modifica un contenido.
La editorial Santillana cambió en 2016 la definición de violencia de género en un libro de Biología de tercero de la ESO, y que correspondía a la recogida por la ONU Mujeres, por la de la Ley Integral contra la Violencia de Género, tras las críticas de padres.
Desde los profesores, el secretario general de la Enseñanza de CCOO, Francisco García, opina que en los libros "deberían primar los criterios pedagógicos por encima de los ideológicos". Pide que los docentes participen junto al centro en la selección de los libros, que deben destacarse por los "valores éticos, civiles y democráticos de una sociedad del siglo 21".
La presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (Ceapa), Leticia Cardenal, recalca: "al final tenemos unos libros que entran en las aulas para enseñar ciertas materias a nuestros hijos y no son supervisados por nadie".
La Ceapa "históricamente" es contraria a los libros de texto y urge a trabajar "de otra manera", aunque con materiales supervisados para "huir de ideologías políticas o religiosas", afirma.
Pedro Caballero, presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa), solicita alguna "fórmula de filtro" y que el contenido de los libros sea entre un 50 % y un 75 % "general y estatal" para evitar que "los alumnos de cada comunidad estudien una cosa distinta".
"Las familias son las que pagan esas diferencias", según la Concapa, que también sugiere "más conocimiento" de los padres respecto a la selección de libros que hacen los centros.n

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