“No hubo reconciliación en la transición, fue un pacto entre bandos”

¿Cómo lleva la promoción a distancia?
Es lo que hay. Dos días después del decreto del estado de alarma tenía que haber presentado este libro, que se volvió a retrasar porque cogí el coronavirus, aunque me dieron el alta en seis días.
¿Tiene algún mensaje especial para sus lectores vigueses?
Después del verano vuelvo a Galicia seguro. Solo animarles a votar y darles mucho ánimo con el Celta.
“El corazón con que vivo” obtuvo el Premio Primavera ¿Cómo lo recibe un escritor con su trayectoria?
Es muy especial por venir de donde viene. Siempre he tenido esta novela en la cabeza, desde niño. Quise recuperar la memoria de la gente que ya no está, pero también de sus descendientes.
¿Los personajes se corresponden entonces con personas reales?
Son conocidos en mi pueblo, algunos aún se acuerdan de ellos. don Arcadio me salvó la vida con una transfusión de sangre una Navidad, don Lucas me operó de anginas. Además de los recuerdos también tenía documentación.
Uno de sus personajes es el abuelo del Pablo Casado, presidente del PP, encarcelado por rojo.
Fue médico en Palencia. Tenía el carnet de la UGT. Era muy avanzado para su tiempo, se libró de la muerte de milagro. Fue condenado a cadena perpetua, pasó unos años en la cárcel, donde hizo operaciones increíbles, luego pudo salir. Era íntimo amigo del protagonista, Lucas.
Con la división que se vivió en muchas familias durante la guerra, ¿por qué cuesta tanto la reconciliación?
Casado tenía adoración por su abuelo, porque lo tenía su madre. Está orgulloso. No se ha aprendido nada de la guerra porque las nuevas generaciones no la vivieron, ni tampoco saben lo qué fue el hambre. No hubo reconciliación  en la transición, fue un pacto entre bandos, los vencedores y la izquierda: la bandera, la monarquía, la iglesia y el Ejército a cambio de elecciones, amnistía y democracia. Se llegó a la transición con todo por hacer. Creo que la Constitución del 78 no debe estar tan mal cuando han podido gobernar todos.