ALBERT GRÀCIA El monstruo en “El jovencito Frankenstein”, se estrena en Vigo

“En ‘Frankenstein’ queda en evidencia el prejuicio, algo que en política está a la orden del día”

Albert Gràcia pasa 45 minutos en maquillaje para caracterizarse del monstruo en cada función
photo_camera Albert Gràcia pasa 45 minutos en maquillaje para caracterizarse del monstruo en cada función
Como actor de musicales, Albert Gràcia (Barcelona, 1973) participó en “El Rey León” o “La Bella y la Bestia”.

En el 2006 funda junto con Jaume Gómez la compañía de formato de público familiar T-Gràcia y actualmente es director artístico de Pot Teatre de Femarec (empresa de inserción laboral de discapacitados psíquicos y mentales). Esta noche está de estreno en el teatro García Barbón con “El jovencito Frankenstein”, con Víctor Ullate Roche y Marta Ribera encabezando el reparto. Gràcia presentó a Atlántico esta propuesta escénica con la que estará en Vigo hasta el domingo con seis funciones.

Se mete en la piel del monstruo, ¿qué tiene de particular?
Todos los papeles tienen cosas buenas y otras no tanto, pero este es puro divertimento. Con la que está cayendo se agradece desconectar al menos dos horas y media, no parar de reír y llevarse la sonrisa a casa. Es muy del estilo de Broadway. Yo me lo paso bien representándolo.
 

¿Cómo definiría a su personaje?
Todo el mundo lo conoce en las versiones de terror. Cuando asumí el papel no quería tener contaminación de nada de lo que se había hecho anteriormente. Quería que mi monstruo fuese mío. Me he encontrado con un personaje tierno, todo corazón. No es malo, pero asusta por miedo. Es vulnerable y solo se defiende. 
 

El musical se presenta como una adaptación fiel a la versión cinematográfica. ¿Hay alguna aportación especial?
Creo que hay que matizar que es muy fiel a nivel argumental a la película , pero mientras esta es blanco y negro, con un ritmo lento, muy personal, el musical es un derroche frenético de luz y color. Si el espectador se ríe mucho con el primer gag, puede perderse el segundo. Hasta el momento los espectadores se sorprenden tras salir de la función. Se mantienen las frases y los chistes típicos pero con los personajes enriquecidos y crecidos. Los que eran fans siguen siéndolo y los que no, se suman.
 

En medio de tanta comedia también hay una moraleja.
En Frankenstein queda en evidencia el prejuicio, el ‘siempre se ha hecho así’ y no puede ser de otra forma. Anima a descubrir la realidad, a conocerla y luego a opinar. Este comportamiento a nivel político está al orden del día. Hay que buscar respuestas antes de decidir.
 

Este no es su primer personaje en el que la caracterización impide que se le identifique el rostro. ¿Es más fácil así?
Ahora solo paso 45 minutos en maquillaje. Para mí es mejor así. En la profesión hay dos tipos de intérpretes, los que quieren ser conocidos por su trabajo y los que quieren ser famosos. Como actor estoy expuesto a cambios de look. Enriquece mucho.
 

Además de su trabajo como actor también está involucrado en un proyecto teatral de inserción de personas con discapacidad.
Llevo en ello desde hace cuatro años, colaborando con un organismo que abarca muchas disciplinas, una de ellas es el teatro. La compañía está integrada por actores profesionales e intento darles espectáculos que estén al orden del día. En 2017 estrenamos “¡Aquí no paga ni Dios!”, de Darío Fo, y coincidió con todo lo que vivimos en Barcelona en octubre; aunque la obra es de 1974 el paralelismo brutal con la actuación  policial actual. Desde que se estrenó la película “Campeones” parece que solo se haya hecho esto en el ámbito de la inserción. Hay gente que lleva mucho tiempo trabajando y empiezan a recibir apoyo.
 

Compagina su labor de director en  este proyecto con su trabajo como actor. ¿Cómo lo equilibra?
Mi vida es puro teatro. Vivo para y por el teatro. Hago de todo, aunque nada bien. El teatro lo tienes que llevar dentro. Demuestra que si no hubiese todo un equipo humano detrás, los espectáculos no saldrían adelante. Hay que cambiar el sistema de ayudas, las subvenciones tienen que ser para la gente, 200 euros  para que consuman en cultura y si no se gastan que reviertan ahí.

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