nnn Antonia San Juan (Las Palmas, 1961) vuelve a Vigo el viernes de la semana que viene, día 21, con su último montaje, “Mi lucha”. De la pieza , con la que lleva girando varios meses por España, habló ayer a Atlántico con la esperanza de que el coronavirus no afecte a su representación.
“Mi lucha” es el cuarto show unipersonal que presenta. ¿Prefiere esta denominación que la de monólogo?
No es que no me gusten los monólogos, pero se relacionan más con el “stand up” y con guiones autobiográficos. Esto tiene más que ver con el teatro, son cosas que le pasan a mis personajes, no a mí, con textos escritos por Félix Sabroso, Enrique Gallego y por mí. Es cierto que alguna vez me dirijo al público, pero también existe la cuarta pared.
¿No tiene entonces nada de autobiográfico?
No, yo ya tengo bastante con mi vida.
Aborda temas duros como el machismo o la xenofobia, ¿va más allá de un espectáculo de humor?
Cuando el espectador paga una entrada de 20 euros no solo va para ver lo que ya conoce. Hay que transmitirle algo, pero sin olvidarnos de que es un show.
Interpreta quince personajes usted sola sobre el escenario, ¿es más un reto o una exigencia?
Actuar sola siempre da el vértigo, hay miedo al olvido. Si me equivoco es un salto sin red. Estos espectáculos me lo han dado todo y no tienen fecha de caducidad, hasta que la memoria acompañe.
La memoria o la improvisación.
Siempre improviso en una estructura cerrada. Tengo como referencia el texto original para dar paso a la improvisación que me permite retomar el texto. Si falta una carta estoy perdida.
Dado una imagen de mujer fuerte, con carácter y segura de si misma. ¿Le ha restado acceso a otro tipo de registros?
No lo sé. A veces no me ofrecen papeles porque piensan que soy autosuficiente. Las apariencias engañan, puedo aparentar ser fuerte y en realidad ser vulnerable, yo soy muy sensible y lloro mucho. Una imagen no vale más que mil palabras, una imagen puede llevar al engaño. Por otra parte somos un conjunto de versiones, para unos somos de una manera y para otros de otra. El ser humano es poliédrico.
Como todos los actores hay papeles que han marcado su carrera, como Agrado en“Todo sobre mi madre” o Estela Reynols en “La que se avecina”. ¿Qué relación tiene con ellos?
Si me han marcado es que me han dado algo. Cuando a uno no le importa cambiar de aspecto por uno que no le gusta es por algo importante. Para mí esos personajes son oro. Lo mejor que le puede pasar a un actor es que lo encasillen. Hay algunos que siempre hacen de sí mismos y la gente va a verlos como Barbra Streisand. Yo soy más del estilo de Johnny Depp o Meryl Streep, actores de composición, en una búsqueda continua, una lucha para distanciarse de uno mismo.n
