El Celta logra un punto que puede ser oro

Larsen, que pudo marcar, durante el tenso encuentro ante el Girona.
photo_camera Larsen, que pudo marcar, durante el tenso encuentro ante el Girona.
Empate (1-1) del Celta en Balaídos ante el Girona en un partido con muchos nervios por la pésima situación. La salvación, en Cádiz 

Iván Villar voló en el descuento para realizar una gran parada a tiro de Joel Roca. Y el Celta se quedó un punto de la visita del Girona. No es mucho, pero es algo. Las sensaciones mejoraron pero el fútbol se vuelve exigente a estas alturas de curso.

Lo sencillo es lo más complicado. Lo simple tiene muy mala prensa porque se supone que no es laborioso. Pero cuando el presente es obtuso y se rebela, la última bala es reducir complicaciones. Hacer menos cosas. Ser parco pero intenso.

 

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Carlos Carvalhal, técnico celeste, trata de encontrar agua en el desierto. Y se aferra a los buscadores menos pesimistas, a quien todavía cree en los oasis. De ahí que adquieran protagonismo en esta eterna duda futbolistas más limpios mentalmente como Óscar Rodríguez o Miguel Rodríguez. Y un sistema 4-3-3 ofensivo, mudado en un 4-4-2 defensivo. Y en tener claras dos caras, no más: la presión alta en campo rival y el repliegue en campo propio. Porque lo sencillo para el actual conjunto vigués es romper en vertical. Robar y correr. Estés a la altura del campo a la que estés.

Esa poción tiene en Carles Pérez y Javi Galán sus dos adalides, uno por banda. Y trata de recuperar para la causa a un Gabri Veiga que fue excelso en ese fútbol y que si ante el Athletic ya empezó a recuperar sensaciones, ayer confirmó que no se ha olvidado de correr. Aunque la claridad de ideas una vez en carrera no sea la de otrora. Pero el equipo necesita que el porriñés rompa. Y lo hizo.

Tiene el Girona arrobas de confianza con balón, las que le faltan al Celta. Sostenía su entrenador, Míchel, que el equipo vigués es muy peligroso cuando tiene el balón. Pero, ahora mismo, lo es más cuando no lo tiene. Su equipo, de un mérito enorme esta temporada, sí que crece con la posesión. No se la pelearon los locales, centrados en llegar más que en crear.

Los dos estilos frente a frente trajeron consigo una primera parte sin muchas llegadas pero con más pujanza celeste. Más allá de las precauciones, en los célticos no parecía pesar la precaria situación liguera y las últimas cuatro derrotas. Por una vez, tenía claro el plan y éste no se la había caído al poco de iniciarse por culpa del marcador. Y el plan fundamentaba el ataque en la presión alta. La que realizó con inteligencia Javi Galán para robar a un Tsygankov demasiado pasivo. El lateral zudo asumía con sus galopes las esperanzas celestes y, de nuevo, fue capaz de pisar área, deshacerse de su par con un regate y poner un paso atrás. Apareció por allí la zurda de Carles Pérez arropada por la fortuna para que el balón tropezase en un defensa antes de irse al fondo de la portería.

Por primera vez en semanas, el Celta se ponía por delante en el marcador. Por primera vez en semanas, el optimismo ganaba el pulso al pesimismo. Por primera vez en semanas, el descanso no obligaba a realizar cambios para variar el plan porque el plan funcionaba. De momento.

Pero se puso exigente el fútbol, incapaz de ser benevolente en las últimas jornadas de una Liga. Galán, que se había echado sobre los hombros la misión de matar el miedo celeste, se equivocó. Tsygankov le tiró el regate hacia fuera dentro del área y el extremeño metió la pierna tarde. Para aumentar dramatismo, Iván Villar detuvo el primer lanzamiento de Stuani, pero el vídeo arbitraje descubrió que Unai Núñez había entrado antes de tiempo en el área para despejar a saque de esquina el rechace. El delantero uruguayo no perdonó a la segunda. Se había evitado el mal de encajar en los primeros minutos de la primera parte, pero no así en los de la segunda. 

Le costó al equipo reaccionar. Porque la limpieza mental momentánea se había acabado. Ya todo tenía peso y consecuencias. Balaídos intentó tirar del equipo y se buscaron recursos en el banquillo. Cervi, de entrada. Y hubo señales de vida. Sobre todo, un balón largo en el que Larsen rompió el fuera de juego y se plantó solo ante Gazzaniga. El noruego perdió el duelo pero inició un impulso que todavía dio para que el meta del Girona tuviese que aparecer de nuevo a un disparo de Carles Pérez.

La atmóstera era de intentar la victoria. Salieron Aspas y Seferovic para ese último empujón pero, poco a poco, comenzó a pesar la derrota de hace dos jornadas ante el Valencia. Por la mente pasó la trascendencia de un punto en esta recta final y el miedo llevó al equipo hacia atrás. Todo estuvo a punto de venirse abajo en el descuento. El Girona, sin pesares mentales, buscó los tres puntos. Lo frenó la gran parada de Iván Villar en el descuento a tiro de Joel Roca. Una acción del meta de Aldán que, quién sabe, puede valer una permanencia.

Celta:
Iván Villar; Hugo Mallo, Joseph Aidoo, Unai Núñez, Javi Galán; Gabri Veiga (Iago Aspas, min.80), Renato Tapia, Óscar Rodríguez; Carles Pérez, Jorgen Strand Larsen (Haris Seferovic, min.80), Miguel Rodríguez (Franco Cervi, min.70).

Girona:
Gazzaniga; Arnau, Santi Bueno (Callens, min.53), Bernardo, Miguel; Romeu; Couto (Herrera, min.53), Tsygankov, Iván Martín (Artero, min.34), Valery (Joel Roca, min.73); Stuani (Castellanos, min.73).

Goles:
1-0, min.42: Carles Pérez; 1-1, min.58: Stuani, de penalti.

Árbitro:
Mateu Lahoz (comité valenciano). No mostró cartulinas amarillas.

Incidencias:
Encuentro correspondiente a la jornada 36 de Primera División disputado en el estadio municipal de Balaídos ante 14.117 espectadores.

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