Conseguir que el celtismo no se desenganche pese a los malos resultados en Balaídos, con tres derrotas en otros tantos encuentros y cero goles a favor, debe ser una de las principales metas del Celta a corto plazo. Porque el impás en las obras de remodelación del recinto municipal y el efecto centenerio han traído consigo un seguimiento al equipo que, en ciertos aspectos, se retrotrae hace una década, cuando se acababa de ascender a Primera por última vez.
La media de asistencia de aficionados al estadio en las tres primeras jornadas supera las 20.000 personas (20.673). Una cifra más que encomiable si se compara con las vividas en estas últimas 12 campañas en la máxima categoría. Como es obvio, tres de 19 partidos no marcan todavía ninguna certeza pero sí apuntan un tendencia interesante para acabar en número de hace una década, cuando en el curso 12/13 acudían a Balaídos 19.102 seguidores o la 13/14, cuando se acercaban 19.835. El número fue disminuyendo hacia 16.000 y 17.000 antes de la pandemia y la pasada temporada, sin Marcador, se quedó en 14.425. Habrá que confiar en que los 20.269 aficionados ante Osasuna, los 23.057 del Real Madrid y los más modestos 18.693 del Mallorca se mantengan en el tiempo.
Décimos aniversarios
Mientras, el celtismo sigue dando señales de mucha vida. Ayer mismo, tres peñas se juntaron para celebrar su décimo aniversario: Alento Celeste, Novo Balaídos y Sección Lamparón se reunieron en la cafetería que da nombre a la segunda de ellas. Estuvieron con ellos, entre otros, los jugadores Óscar Mingueza y Carlos Domínguez y el alcalde, Abel Caballero.
