El arranque de las campañas de abonados suele ser un momento culminante de los veranos de cualquier equipo. Los aficionados responden a la ilusión que les genera el nuevo proyecto y se disponen a mostrar su amor a unos colores tirando de cartera. Sin embargo, el Celta logró en los últimos días pasar esta campaña a un segundo plano y ayer, en las primeras horas de funcionamiento efectivo, no pudo evitar percances que provocaron problemas a parte de las personas que querían renovar su abono, única posibilidad por el momento al no estar abiertas las altas. Molestias que aumentaron el malestar ya existente por la imposibilidad de financiar el pago.
De entrada, se había anunciado para ayer la apertura del plazo pero sin especificar el momento. La espera de los aficionados se extendió hasta primera hora de la tarde, cuando por fin la plataforma online -única manera para gestionar el abono- se puso en marcha. La respuesta del celtismo fue importante en la primera jornada, dada también la cercanía del primer partido de Liga, previsto para el próximo día 14. Y, también, con la precaución de saber que no es una temporada cualquiera, con límites sanitarios de asistencia, al menos de inicio, y límites físicos por las obras de reforma de la grada de Marcador.
El club ya advirtió de que habría reubicaciones lógicas de los abonados de dicha grada, de entrada enviados a la de Gol. Lo que sorprendió ayer a varios abonados es que también les cambiaron el asiento sin que éste estuviese en el graderío objeto de las obras ni en la zona de Río Bajo donde se han arreglado las localidades que estaban mal diseñadas tras la reforma. Otra sorpresa para muchos es que su número de socio se redujo en una proporción más que considerable.
