hacer las américas

Nos guste o no aceptarlo, con el caso Sacyr está dando la impresión de que la vieja costumbre de hacer las Américas, como sinónimo de cruzar el Atlántico para hacer riqueza está empezando a tocar a su fin. Es el caso de Panamá; en este caso, la ampliación del Canal. El tema no es nuevo sino que al contrario es similar a muchos ocurridos antes con este u otros paises: cuando el contrato ha avanzado lo suficiente como para que sea imposible dar marcha atrás, los contratistas exigen más dinero según ellos generado por sobre costos de la obra (un 65% en este caso). Mientras tanto amenazan con no terminar las obras.
La costumbre de pagar, para no crear malestar en las relaciones con el país del contratista parece que no es el caso con Panamá argumentando que tal exigencia no está contemplada en el contrato.

Pero he aquí que estamos ante una costumbre demasiado arraigada en muchos empresarios que no dudan en recurrir a su Gobierno en origen para ejercer la presión diplomática correspondiente (expresado en otros términos: chantaje). Muy bien puede suceder que Panamá no se deje chantajear y puede también que algún que otro país se una al ejemplo de Panamá, al menos como tendencia a pararle los pies a tantos contratistas que, como en el caso de Sacyr, creen que pueden abusar eternamente.

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