la discriminación de los emigrantes

En un lugar de Galicia, cuyo nombre recuerdo muy bien, pero no viene a cuento decirlo, nacía a mediados de los años 30 del pasado siglo un niño que fue bautizado con el nombre de Juan. Unos años más tarde, y debido a la situación precaria de España, emigraron a Argentina, como muchos gallegos. Juan trabajó y ahorró dinero, incluso vino algunas veces de vacaciones a su Galicia natal como un turista más.
Cuando Juan emigró a Buenos Aires, en su mismo pueblo nació otro tiño que sus padres bautizaron con el nombre de Pedro. Como las divisas que traía Juan, obviamente no levantaban España y continuaba la misma precariedad, Pedro, a principios de los años 60, también tuvo que emigrar, aunque lo hizo a Europa, bastante más cerca, pero con el problema de los idiomas. Se las arregló como pudo y cada mes hacía un giro para dar de comer a su familia en España. Dinero que en buena parte su familia se lo ingresaba en una cartilla de ahorro para que un día pudiese volver a su país y tener unos ahorros para poder tener un piso propio.

Unos años después, como la mayoría de emigrantes a Europa, Pedro regresó definitivamente a España, mientras tanto Juan se jubilaba en Argentina, donde cobra la jubilación de aquel país, su segunda patria, aunque sigue siendo español, pese a que nunca nos dio nada. Pedro está cobrando una pensión del Estado español, donde trabajó muchos años, pero además cobra otra, más pequeña, la del país europeo donde trabajó unos años y mandó buenas divisas para nuestro país.

Ahora resulta que la Xunta de Galicia, muy arrogante, de Pedro, que mandó divisas para España no se acuerda; pero sí se acuerda de Juan que está en Buenos Aires, cobrando además de la pensión de aquel país, otra que le ingresa la Xunta, olvidando que Juan, pese a seguir siendo español, nunca dio un céntimo a nuestro país.

Pero de Pedro, que contribuyó a levantar España, también hay quien se acuerde, porque ahora le exigen, además de una multa, que cotice a Hacienda por la pensión del extranjero, olvidando el Estado que además de las divisas que trajo en su día, con su pensión sigue trayendo más. Mientras a las empresas se les subvenciona por exportar, a los obreros se les multa y se les obliga a pagar merced a una ley de 2009, mientras se le da una pensión a los que nunca pagaron un sólo céntimo al Estado español.

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