una afrenta más de parado

Vengo de sufrir una afrenta (una más) de parado. Necesito un certificado de vida laboral y acudo a la Seguridad Social. Respuesta que me llama la atención en principio: puedes dejarla solicitada aquí y te tardará 15 días en llegar, o puedes solicitarla por teléfono y te llega en cuatro días.
Bueno, no hay duda ¿no?: dame el número de teléfono al que tengo que llamar. Es un 901. Llamo y me toca enfrentarme a una cascada de tarjetas de voz que me van preguntando hasta por la talla de mis calzoncillos. Al final, un fallo de una letra invalida los tres minutos de conexión telefónica (a precio de 901) y pasa la conexión a una operadora, a la que le tengo que repetir todos los datos que le había dado ya a las tarjetas (¿no los podían haber ido grabando?).

Claro, me quedo con la sensación de haber sido objeto de un chantaje mayúsculo: me venden la moto de que una gestión por teléfono va a ser más rápida, pago por ello, y me encuentro de conejillo de indias de un sistema defectuoso que los diseñadores están probando con quienes aceptamos pagar por un mejor servicio. Es como si me venden un ordenador con el sistema operativo sin terminar y después de pagar por él, le tengo que ir informando al vendedor de los sucesivos fallos que me da para que los vaya corrigiendo.

DE JUZGADO DE GUARDIA.

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