El cierre de la frontera salvo en Tui ha supuesto para los vecinos de Tomiño, Salvaterra y Arbo un retroceso de 30 años y volver a los tiempos de la "raia" húmeda, cuando sólo había un puente para cruzar el Miño entre España y Portugal, el viejo de hierro adjudicado a Eiffel. El alcalde de Arbo, Horacio Gil, reclamaba ayer, ya con el cierre efectivo y completo, como en la vecina Salvaterra, que hubiera cierta flexibilidad para que los vecinos que van a trabajar a diario de uno a otro lado no tengan que realizar un esfuerzo extraordinario."Tendrán que recorrer 100 kilómetros todos los días, cuando estamos Arbo frente a Melgaço; entiendo y comparto las medidas, pero habría que contar al menos con las personas que trabajan en un lado y en el otro", explica Gil. Sus otros colegas del Miño, Marta Valcárcel, en Salvaterra, y Enrique Cabaleiro, en Tui, coincidían en reclamar la apertura de al menos otro paso internacional más para evitar las imágenes de ayer, con colas interminables y largas esperas.
El cierre reabre la zanja en poblaciones tan unidas que son prácticamente la misma, como ocurre Salvaterra y Melgaço o Tui y Valença, oficialmente una eurociudad, también Tomiño y Cerveira. "Al ser un paso fronterizo que une dos cascos urbanos, los vecinos de Tui y Valença tenemos la percepción de ser un único casco urbano en el que compartimos todos los servicios", explica el alcalde de Tui.
Las pérdidas económicas las dan por descontadas los tres regidores, conscientes de la dependencia que las poblaciones que regentan tienen con sus vecinos portugueses, pero anticipan problemas que pueden ir más allá. "Somos una sociedad de servicios, turística, nos visitan muchos portugueses y lo vamos a notar más que otras ciudades de España", señala Cabaleiro, que se refiere a las 80.000 personas que recorren, o deberían recorrer, el Camino de la Costa de Santiago, justo en vísperas de Año Santo, y sin las cuales, la economía de Tui va a sufrir un gran impacto. "Estamos tomando medidas excepcionales y hay que concienciar a la población de que respete las medidas", cierra Valcárcel.
"Los transportistas trabajamos con sentido de la responsabilidad"
nnn "Los transportistas siempre hemos sido clave en que todo funcione, pero la gente no se enteraba", explicaba ayer Ramón Alonso, presidente de la asociación del transporte Asetranspo, que comenzaba a lidiar con el cierre de la frontera, que supone un problema añadido. "Lo llevamos con dificultad, pero los protagonistas no somos los directivos sino los conductores, que están en primera línea de fuego", explicó ayer. "Ahora nos cortaron las fronteras y en Tui hay colas de dos horas, eso nos perjudica mucho porque hay gente que no llega a tiempo, que viene gente de lejos sin comer bien ni ducharse", señala Alonso. Incluso hablaron con la Dirección General de Transportes porque sabían que en las gasolineras habían cerrado los baños y cocinas y complica mucho realizar el servicio. "Incluso hay problemas con la ITV, algunas están cerradas", señala.
Avanza que de inmediato habrá camioneros se quedan sin trabajo la parar la actividad todas las fábricas de coches, "y eso son miles de camiones que quedan sin funcionar, y paso lo mismo con las grandes superficies y tiendas, de muebles o de ropa, el sector está sufriendo como casi todos", advierte. En su caso personal, su empresa tiene ocupación asegurada, ya que se dedica en un 70 por ciento a farmacia y en un 30 a alimentación, pero subraya que el transporte tiene claro su misión clave en este momento: "Trabajamos con sentido de la responsabilidad, sé que tenemos que trabajar y mis hombres también, sólo puedo agradecer que sigan, van con mascarilla y guantes y no entran en las tiendas, dejan la carga fuera", indica.
