BAIXO MIÑO

Los viveros de plantas, en peligro por el coronavirus

José Cosmed, propietario de Vidaplan, uno de los viveros del Baixo Miño.
photo_camera José Cosmed, propietario de Vidaplan, uno de los viveros del Baixo Miño.
El estado de alarma ha paralizado en plena campaña de primavera un sector que factura 20 millones en el Baixo Miño
nnn El estado de alarma decretado por el Gobierno para hacer frente a la pandemia de coronavirus ha perjudicado especialmente a los viveros del Baixo Miño, que han publicado un vídeo para explicar lo que denominan una 'tormenta perfecta' contra un sector en esa zona factura más de 20 millones de euros al año y cuenta con unos 400 trabajadores.
Emilio Estévez, gerente de Coplant, el mayor vivero del Baixo Miño, señala que, por una parte, "tenemos un producto perecedero, porque una planta de temporada, como una alegría, por ejemplo, se muere directamente. Luego hay plantas que no se mueren, pero que nosotros las cultivamos en macetas, entonces cuando crecen se desbordan y hay que replantarlas, lo cual supone un cincuenta por ciento de sobrecoste. Así que de las plantas que teníamos para vender ahora, una parte habrá que tirarla y otra parte tendremos que replantarla, con el sobrecoste que eso supone". Pero la cosa no queda ahí porque, además, se trata de "un producto de ciclos largos. Las plantas nuestras necesitan de media un año de producción", indica Estévez, que, por último, recuerda que "un porcentaje altísimo se vende en primavera, que es justo cuando nos han parado. Que alguien se imagine que a los fabricantes de juguetes de Alicante los parasen en Navidad y los juguetes fueran un producto perecedero. Se irían a la ruina".
Estos tres factores –un producto precedero, un ciclo largo de producción y estar en plena campaña– son los que el gerente de Coplant denomina la 'tormenta perfecta'.
"Nosotros somos un sector muy fuerte. Solamente en el Baixo Miño somos unos 400 trabajadores y facturamos 20 millones de euros al año o más. Y somos el principal motor económico de los concellos de Tomiño y O Rosal. La verdad es que es una pena porque no tenemos por qué caer. No somos empresas débiles que a la primera nos llevan por delante. Si nos ayudan un poquito, vamos a salir adelante", afirma Emilio Estévez, que resalta que el sector tiene un problema añadido porque "además, somos agrícolas y el sector no está sufriendo los efectos del coronavirus, al contrario, porque los supermercados siguen abiertos. La gente sigue comprando productos agrícolas y hay muchas ayudas, tanto líneas de financiación como ayudas directas, que no incluyen al sector agrícola, pero nosotros somos un subsector distinto porque no vamos al supermercado". n

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