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Salmones de 9 kilos y récord de capturas en el río Miño

Artes ilegales decomisada.
photo_camera Artes ilegales decomisada.
La temporada en el tramo internacional acabó con la participación de 21.250 pescadores, 289 pesqueiras y 259 embarcaciones
El Miño fue generoso en la temporada de pesca que termina hoy en el tramo internacional tras iniciarse el 19 de noviembre. Pese a haberse desarrollado la mayor parte durante el confinamiento, las capturas fueron muy numerosas, con ejemplares que rompieron todos los récords como la de un salmón de 98 centímetros y 8,7 kilos. En total, a lo largo de estos siete meses participaron 259 embarcaciones y 289 pesqueiras de ambos lados del río, sumándose más de 600 pescadores profesionales y tradicionales y 1.650 deportivos, entre españoles y portugueses. 
Este año se caracterizó por ser una buena temporada en capturas de especies de interés preferente, pero estuvo marcada, al igual que tantas otras actividades, por la implantación del estado de alarma. La Armada y la Marinha Portuguesa fueron los encargados de regular, fiscalizar y sancionar esta actividad de gran importancia económica para la zona fronteriza del Miño, cuyas aguas son de uso común y que bañan 8 municipios españoles y 5 portugueses. Las especies que mayor impacto económico tienen son la lamprea y la angula. La lamprea tuvo un precio máximo en lonja de 40 euros por ejemplar, triplicando su precio en restaurantes. La angula se  comercializó a un máximo de 425 euros el kilo, duplicando su precio de venta al público. El ejemplar de salmón declarado que alcanzó mayor tamaño midió 98 centímetros de longitud y pesó 8,7 kilos.
El ejercicio de la pesca profesional entre Tui y la desembocadura en A Guarda, se desarrolló sin interrupción. Sin embargo, en la zona alta del tramo internacional, la pesca tradicional desde las pesqueiras se vio interrumpida por el estado de alarma, que obligó a suspender la temporada.
En relación con el resto de especies, el salmón, trucha, reo, sábalo y savella, la temporada se desarrolló entre el 1 de marzo y el 30 de junio, aunque también debió ser suspendida hasta la fase 2 de la “desescalada” del estado de alarma.
A pesar de lo accidentado de la temporada  de pesca, por las crecidas del río, la baja demanda por el cierre de restaurantes y cancelación de festivales gastronómicos, las capturas fueron mayores que las de la temporada anterior. En este sentido destaca el repunte al alza en descargas de angula (que casi se ha duplicado con respecto al año pasado) y la abundancia de salmones y sábalos.

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