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La mejor arma contra el fuego cabalga en los montes

Los agentes de la Guardia Civil logran acceder a todos los lugares gracias a los caballos, que se transforma en el mejor aliado contra los incendios. En la foto, en O Rosal.
photo_camera Los agentes de la Guardia Civil logran acceder a todos los lugares gracias a los caballos, que se transforma en el mejor aliado contra los incendios. En la foto, en O Rosal.
La Unidad de Caballería de la Guardia Civil recorre los municipios del sur de la provincia en la campaña de verano para         evitar la proliferación de incendios forestales 

Siete agentes de la Unidad de Caballería de la  Guardia Civil patrullan las zonas de riesgo de incendio y vigilan los diferentes tramos de las rutas jacobeas del sur de la provincia. Los jinetes llegaron el 1 de junio y tienen su base en Tui, pero todos los días se trasladan a diferentes puntos del área para vigilar “que no haya incendios. Solemos ir a puntos altos, por lo que tenemos una gran visión del territorio y con el caballo podemos entrar por cualquier camino”, explica el responsable de la patrulla que vigilaba estos días los montes de O Rosal, Oia y A Guarda en una de las semanas de máximo riesgo de incendios. 
 "El caballo es imprescindible en la prevención de los incendios forestales. Con él puedes llegar a lugares  que de otra forma serían mucho menos accesibles, y desde donde puedes tener una visión de zonas muy amplias", explica uno de los agentes  mientras preparan los equinos que han llegado desde la base en camión hasta el punto de partida de las batidas. Su presencia se ha hecho habitual durante los meses de verano en las aldeas más remotas de las comarcas de Condado y Paradanta o del Baixo Miño "donde siempre somos muy bien recibidos por los vecinos". Una buena acogida que aseguran les hace “estar muy bien en Galicia, siempre somos bien tratados”. Y como ejemplo, explica que muchas veces al llegar a algún pueblo “ofrecen agua y alfalfa para los caballos. No podemos quejarnos de nada”.
Este año las patrullas han encontrado un escenario un poco diferente a otros operativos. El confinamiento y las medidas de prevención para evitar rebrotes han tenido sus consecuencias y estos agentes, la mayoría veteranos de otras campañas en la provincia, comentan que “hay menos gente en los caminos, se nota que los peregrinos y los veraneantes no han venido o lo ha hecho de forma puntual todavía”.  Pese a esta disminución del número de viajeros que encuentran en los caminos y carreteras, su presencia sigue levantando curiosidad y algunos automovilistas reducen la velocidad cuando se cruzan con ellos para mirar hacia atrás. “Hay gente que aún se sorprende de vernos, pero siempre lo agradecen. Nuestro objetivo principal es siempre el servicio y ayudar a quien lo necesite”. En el mes y medio que llevan en el sur de la provincia ya han podido demostrar esta máxima en varias  ocasiones. Una de las más recientes tuvo lugar en Árbo, donde durante una de las patrullas descubrieron el foco del incendio. Inmediatamente avisaron a los servicios de emergencia pero mientras llegaban “comenzamos a combatir  las llamas con las palas y rastrillos que llevamos”. Una intervención que pudo evitar la propagación del fuego en unos montes que este año aseguran que están “con mucha maleza. Hay zonas en las que los caminos están cubiertos de vegetación”, explican. Las razones de esta proliferación vegetal habría que buscarla en una meteorología propicia, con una primavera muy húmeda, y la casi ausencia de patrullas desbrozadoras como consecuencia de la cuarentana aplicada por la alerta sanitaria.
La base de los seis agentes con sus respectivas monturas es el centro Equestre Equigalia, en el municipio de Tui. Desde aquí parten todos los días hacia los diferentes operativos que les son encomendados y que en este verano "están siendo más tranquilos, por lo menos en lo que a incendios se refiere, que otros años". 
Antes de iniciar la jornada, el agente que se encarga de herrar a los caballos repasa las monturas para que todo esté en orden. El resto de los guardias se encarga de cepillar los animales. "La preparación es esencial, tienen que estar en buena forma y bien cuidados", comentan mientras colocan la silla. 
Para el caballo el monte es "su lugar natural y aquí disfrutan. Hay que tener en cuenta que son auténticos deportistas a los que le gusta caminar y correr, aunque esté lloviendo". La preparación de esta unidad les permite intervenir no sólo en escenarios naturales, sino también en grandes concentraciones humanas. Para poder enfrentar estos desafío, incluidos el fuego, son entrenados diariamente "con salto de balas ardiendo para que luego no tengan miedo". 

Rutas de 30 kilómetros por caminos intrincados

La presencia de los jinetes levanta curiosidad por donde pasan

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 "Los caballos están entrenados para poder trabajar en cualquier escenario", aseguran estos jinetes que crean una estrecha relación con sus monturas a lo largo de los casi veinte años que puede durar  la vida activa de estos animales. Algo bastante lógico si se tiene en cuenta que cada salida al monte supone más de seis horas recorriendo parajes en los que apenas se cruzan con alguien. Y cuando lo hacen "suelen pararse y aunque ya no es tan raro que nos encuentren en los meses de verano por el momento, siempre hay alguien que se sorprende de encontrar a un guardia civil por estos parajes". Mientras explica esa curiosidad que levantan, un coche que circula hacia los molinos de O Folón disminuye la marcha y su conductor mira un tanto sorprendido hacia el grupo de cuatro caballos y sus jinetes que se disponen a iniciar otra larga jornada de vigilancia.  
La fortaleza de estos animales, uno de los más nobles de los que conviven con los seres humanos y su adaptación al monte como espacio vital, permite que las patrullas realicen hasta 25 o 30 kilómetros diarios en cada una de las salidas que realizan durante su estancia en Galicia. 
En esta ocasión al operativo han salido cuatro monturas, todas ellas pertenecientes a la yeguada militar y algunos ya veteranos en los montes del sur de la provincia, ya que integraron el contingente que integró la campaña de prevención de incendios. Entre ellos, dos tordos, uno hispanoárabe.  

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