LA AMENAZA DEL CORONAVIRUS

Un 'cuello de botella' en la frontera

Policía al salir de España, y la GNR a la entrada de Portugal.
photo_camera Policía al salir de España, y la GNR a la entrada de Portugal.
El cierre de todos los pasos salvo el de Tui en la A-55 genera retenciones de dos horas en las horas de mayor tráfico. En el puente de hierro se prohibió el  paso de vehículos y personas, suprimiéndose también el tren 

El primer día con tan solo dos pasos fronterizos abiertos en toda Galicia fue de largas colas y controles exhaustivos a ambos lados de la raia. En Tui la situación fue complicada desde primera hora de la mañana con largas filas de varios kilómetros de vehículos que querían pasar al país vecino. Eran los trabajadores transfronterizos de toda  la provincia que se concentraban en el único paso habilitado para poder llegar a sus puestos de trabajo.  Las esperas llegaron en algunos momentos de mayor tráfico a superar las dos horas para poder pasar a Portugal. En sentido inverso, las retenciones fueron mucho menores a lo largo de la mañana, hasta que a media tarde se colapsó con los trabajadores que regresaban a sus casas.
Además, a estas retenciones también se sumaban los camiones de transporte de mercancías. Un verdadero cuello de botella en una frontera que normalmente soporta un tráfico de 15.000 vehículos diarios en circunstancias normales, lo que la convierte en la de mayor circulación en ambos sentidos en toda la frontera hispano-portuguesa. 
Por su parte, el viejo puente internacional de hierro cerraba ayer completamente al tráfico de vehículos, personas y ferrocarriles, una medida extraordinaria que no se veía desde que en el año 1918 el Gobierno portugués cortaba este paso fronterizo, el único de toda la provincia en aquella época, como consecuencia de la llamada gripe española que hacía estragos entre la población de los municipios del Alto Minho, con especial incidencia en Monçao, Paredes de Coura y Melgaço. 
El control del flujo de vehículos por el puente internacional de la A-55 está a cargo de unidades de la Policía Nacional, del lado español, y de la GNR en el caso portugués. Fuentes de la Delegación del Gobierno anunciaban ayer que las patrullas que ya desde ayer controlan el paso de coches y camiones estarán reforzadas en los tramos horarios de 6 a 10 y de las 14 a las 16 horas, momentos en los que el flujo de trabajadores en ambos sentidos en más numeroso al coincidir con las horas de entrada y salida de la mayoría de las fábricas y empresas instaladas en los polígonos de Porriño y de los municipios portugueses fronterizos. 
En el caso del puente internacional de hierro, el control del cierre del mismo está a cargo de patrullas de la Guardia Civil, que cuentan además con el apoyo de agentes de la Policía Local de Tui, cuya plantilla se ha visto reforzada este mes con la incorporación de cuatro auxiliares. En estos momentos, la ciudad ya dispone de una plantilla de 13 policías municipales de los 17 que debería tener una vez que se normalice el servicio.
En A Guarda los desplazamientos también se han visto afectados, además de por la supresión de ferry y el cierre del puente de Goián, por la reducción de las frecuencias del autobús a tres viajes de ida a Vigo y otros tantos de regreso. 

El puente de hierro cierra por segunda vez en un siglo

  "Hace poco más de un siglo que el puente de hierro no se cerraba por completo al tráfico de personas y vehículos", explica Suso Vilas, historiador tudense y uno de los mejores conocedores de la historia de esta infraestructura que es parte ya de las señas de identidad de la ciudad. En todos los casos de los que hay registros "fueron provocados por alguna epidemia y las medidas más estrictas las aplicó siempre Portugal". La primera tuvo lugar poco antes de la inauguración del puente, en el año 1885, cuando se declaró una epidemia de cólera que obligó a retrasar la apertura del primer puente que salvaba la barrera que suponía entre ambos países el río Miño. Le siguió en importancia la llamada gripe española, que en 1918 volvía a interrumpir el tráfico entre ambas orillas. La Guerra Civil también tuvo consecuencias en la circulación de personas y vehículos, aunque en esta ocasión fueron controles rigurosos a todos los que atravesaban la línea que separa ambos países. Los restantes casos fueron medidas restrictivas como con las vacas locas y el transporte de animales.n

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