BAIXO MIÑO

El Mosteiro de Oia saca a la luz su otra historia como cárcel

El cenobio cisterciense inauguró la muestra con la recuperación de los graffitis dejados por los presos de la Guerra Civil
n n n “Os presos do Mosteiro. Memorias da Guerra Civil española” se inauguró ayer en el Mosteiro de Oia, que entra a formar parte de la oferta cultural del centro como muestra permanente. Está compuesta por la recuperación de las pintadas dejadas en las paredes por algunos de los presos de la Guerra Civil, más de 5.000, que estuvieron allí confinados entre 1937 y 1939. Una década de trabajo y unos 300.000 euros de presupuesto rescataron la memoria de la otra historia del cenobio, con más de 800 años de trayectoria. 
En 2005 los nuevos propietarios reforzaron las cubiertas para proteger los grafitos e iniciaron un proyecto de recuperación de este episodio: “Lo más gratificante fue la recogida de testimonios orales de vecinos de Oia que vivieron ese periodo; el trabajo ‘Memorias Vivas’ refleja el papel de la gente que no fue ajena a lo que estaba pasando y apoyó a los presos, no por cuestiones políticas, sino por humanidad, reivindican con fuerza lo mejor de las personas, lo mejor de un pueblo”, destacó Xoán Martínez, propietario del monasterio.
La restauradora Celia Casás coordinó los trabajos de recuperación: “Fue un desafío  porque es un tipo de obra donde lo más importante es el valor histórico que el artístico”.
La exposición está distribuida en cuatro secciones temáticas: “La guerra”, con dibujos bélicos, sobre todo de aviones; “El tiempo”, con calendarios donde iban tachando los días: “Los pensamientos”, con imágenes de comidas o dibujos de ficción y “La palabras”, convierto los muros en soportes de mensajes o de nombres.
El acto de ayer, al que también acudió la alcaldesa de Oia, Cristina Correa, contó con la participación de la cantautora Su Garrido, que interpretó un tema compuesto por un preso del monasterio. Aunque el momento más emotivo fue escuchar el testimonio de Joan Salvador, que con 98 años es el último superviviente de la época carcelaria de Oia. A través de una grabación en vídeo recordó las visitas que realiza regularmente al monasterio “suponen un sano ejercicio de memoria” tras pasar parte de la vida encerrado allí. Dejó la cárcel en  diciembre de 1938. No recuerda cuándo entró.n

Te puede interesar