Opinión

Lo que el gatopardo entiende

Fue creo recordar Giuseppe Tomasi de Lampedusa, autor de la célebre novela “El gatopardo”,  quien acuñó en sus páginas una de esas sentencias que todo el mundo lleva en la cartera y que tanto sirve para un roto como para un descosido. “Si queremos que todo siga igual, va a ser necesario cambiarlo todo”, decía el inexpugnable diálogo con el que el taciturno y aristocrático novelista  palermitano pretende inculcar al lector la misma máxima que en las páginas del libro ofrece el joven Tancredi a su tío el rancio y viejo aristocrático príncipe de Salina. Salina se pasa medio capítulo intentando  descifrar lo que le ha querido trasmitir  su sobrino y llega a una conclusión certera aunque muy dolorosa. Los tiempos están cambiando de tal modo que la única forma de defenderse y mantenerse es integrarse en ellos.

Sospecho que es la misma reflexión que se ha formulado el PNV a la hora de desarrollar el contenido de la propuesta con la que ha acudido al compromiso electoral del pasado domingo, cuyo resultado le permite seguir gobernando su feudo aunque eso sí, perdiendo dos diputados en el envite y empatando en escaños con su rival Bildu, el partido creado para integrar en el torrente institucional los restos de los años de plomo, borrando un pasado de sangre, muerte y miseria. Bildu, ha obtenido prácticamente los mismos votos huyendo como de la peste de contar a la ciudadanía por dónde va su vena independentista. Ni mentarla, procurando derivar todo el discurso a la introducción de temáticas sociales y asistenciales que molan mucho. Su candidato, cuya apariencia parece fruto de un casting para buscar un sujeto que se aparte lo más posible del modelo de vasco de manual de perfil bronco y constitución corpulenta, que habla a buches, que corta troncos, tiene los brazos como jamones y abre las botellas de cerveza con los dientes, ha montado la de Jesús en pared con una sola cuestión sobre ETA y ya ha bastado. El PNV es puro carlismos actualizado y Bildu es pasado para olvidar que ni se recuerda. Al final, todo va a dar en lo mismo. El PNV nació de Sabino Arana y su formación jesuítica, y Bildu  nació de la ETA que se formó en las sacristías. Los carlistas hicieron capitana generala de sus tropas contra los liberales a la Virgen Santísima. Los padres de los de Bildu le pedían al párroco de su aldea que guardara la dinamita bajo el altar mayor. Para que todo cambie todo sigue igual.

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