Acaba de ser elegida Maite Isla como coordinadora para toda España de las asociaciones de amigos del pueblo saharaui, una causa justa -a la que me adhiero- que cuenta con arraigo en Galicia, más en Vigo, donde se encuentra la sede autonómica. La propia Isla ha sido presidenta gallega y local, con una actividad muy importante en programas como Vacaciones en Paz, que ha permitido que cientos de niños saharauis pudieran pasar unos días de verano lejos de los campos de refugiados donde se han criado, en obligado exilio por la invasión marroquí que se remonta ya a 1976. Hay que decir que el Concello de Vigo se ha portado muy bien en este asunto. Isla se quejó en sus primeras declaraciones del enésimo cambio de opinión de Mr PS, que ha supuesto asumir la postura de Marruecos sobre el Sahara, rompiendo la tradicional política española de tratar de mantenerse en equilibrio en busca de una solución válida para todos. Para Marruecos, el Sahara son sus provincias del sur, y para la Organización Africana, un territorio ocupado cuyo legítimo representante es el Polisario a través de la República Saharaui, que tiene asiento al lado de Marruecos en dicha organización continental. Así de claro.
La elección de Maite Isla ha coincidido con la escena de amor de Mr PS y su decisión de quedarse, que ha sido muy celebrada por la prensa oficial de Marruecos- prácticamente toda- al tratarse de una autocracia regia. Los medios del país vecino se deshacían en elogios hacia Mr PS, lo que no puede sorprender pero sí alertar: que tu no-amigo esté contento con que siga al frente del Gobierno es como mínimo para preocuparse. Hay que reconocer que Mr PS nunca decepciona, porque siempre decepciona: a la hora de elegir, siempre lo peor. Lo siento por Maite y por el Sahara.
