Opinión

ANF: El tecnopolítico

Cuando  Mariano Rajoy  me contó que Alberto Núñez Feijóo (en adelante ANF)  era el hombre escogido para que el PP recuperara el control sobre la sucursal PPG, en la que pastoreaba como si fuera dueño del rebaño  Xosé Cuiña, la perplejidad que  me produjo lo que me decía Rajoy me llevó a preguntarle ¿vais a enviar a un tecnócrata a pelear contra tres lobos políticos como Cuiña, Baltar y Cacharro Pardo?  Rajoy contestó: por eso mismo, no sabrán por donde atacarle. Núñez Feijóo se hizo con el control del PPG porque contaba con el potentísimo “fuego “político de la calle Génova. En 2005 ANF logra la presidencia de la Xunta, pero eso no fue un mérito de Feijóo, la experiencia dice que las elecciones no se ganan por los méritos del opositor, sino que se pierden por los errores del gobernante, en este caso el socialista Emilio Pérez Touriño. Pero a partir de ahí el mérito si es de Feijóo. ANF asume el cargo de presidente de la Xunta  y  lo ejerce como si fuera el consejero delegado de una empresa que tiene dos facetas fundamentales en su trabajo; una presidir el consejo de Administración (La Xunta de Galicia) y la otra,  comunicarse directamente con sus clientes (los votantes).
Como consejero delegado del consejo de administración ANF es implacable. Todo el mundo sabe que él es el que ordena y manda y que no se discuten sus decisiones. Yo imagino que Feijóo cuando llama a una persona para ofrecerle un puesto en el Gobierno gallego le dice algo como esto: te vas a encargar del sector X. Tu trabajo consiste no en evitar  un “incendio”, sino en evitar un  conato de incendio. Pero si tienes una idea brillante para evitar los conatos, primero me la dices a mí, y después yo decido si las cuentas tu o la cuento yo. Vamos a recordar dos casos de la forma de actuar de AÑF: el primero Javier Guerra, primer conselleiro de Economía  del gobierno de Feijóo. Al consejero delegado le llegan quejas de la Confederación de Empresarios de Galicia y de algunos empresarios particulares. Que si Guerra no los atiende con diligencia, que no son capaces de entenderse con él. Feijóo se huele que el incendio puede ser de grandes proporciones, cesa a Javier Guerra y no le da ninguna indemnización política.  Guerra anda por ahí diciendo que Feijóo le dejó tirado. 
Último ejemplo, en la Sanidad se producen tres incendios importantes, el Álvaro Cunqueiro,  las vacunas para la Hepatitis C  y la oposición que gana el marido de la conselleira Rocío Mosquera  oposición que es anulada y hay que repetir y que vuelve a ganar el consorte de la titular de la Consellería entre las protestas de muchos jefes de servicio. Feijóo hace lo de siempre, cesa a la conselleira y rectifica la política de salida en silencio. En Pontevedra estaba prevista hacer un nuevo hospital en Monte Carrasco con financiación privada. Tras el incendio de Álvaro Cunqueiro, Feijóo negocia con el alcalde de Pontevedra, del Bloque, Miguel Angel Fernández Lores y firma el mismo acuerdo que Lores tenía con el Gobierno de Emilio Pérez Touriño que consistía en construir el nuevo hospital al lado de las actuales instalaciones de Montecelo con financiación pública. ANF  firma el acuerdo con Lores intentando demostrar que es  capaz de pactar con alcaldes de la oposición para poner en entredicho a Abel Caballero.  Cuando el consejero delegado se dirige a los clientes (votantes) ANF es amable, accesible, simpático. Es el vecino que te saluda por la mañana, que ayuda a las personas mayores a subir la bolsa y que colabora con la comunidad. Cuando Feijóo va al rural no se disfraza con la boina lo que hace es ser como el señorito que ayuda, saluda y es cercano a la gente del pueblo. Un tipo de señorito muy habitual en Galicia que tiene el cariño de los vecinos. Esas dos vertientes de ANF, la tecnócrata y la política son las claves para entender la tercera mayoría absoluta en las elecciones gallegas.
 

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