Opinión

El pupitre de Blesa

Robar es un arte, sin embargo no todos los ladrones son artistas. Por eso unos no pisan la cárcel, fraguan grandes fortunas e, incluso, pasan a la historia como próceres. Mientras otros caen como chinches, nunca salen de la miseria y hasta se pudren peregrinando de calabozo en calabozo. Dicho esto, deberíamos pensar que la desigualdad social no es un problema de riquezas ni de talento, sino simplemente de capacidad artística, pero esa sería una hipótesis falsa, aunque pueda servir y encajar perfectamente en el panorama económico/delictivo actual.
La frase con la que abro esta reflexión es mía. O al menos nunca antes de oírmela a mí la había escuchado. Pero hay otra de La Bruyere que se le parece y contradice. Dejó escrito el moralista francés que “la destreza es la causa próxima de la bribonería”. Entre una y otra anduve estos días dudando a la hora de calificar a la pandilla de altos cargos de Caja Madrid y Bankia, antes y después de sus declaraciones ante el fiscal y el juez Andreu, por el caso de las tarjetas-jetas. Antes de saber cómo se defenderían me inclinaba a pensar que, especialmente Rato y Blesa, eran unos artistas natos con capacidad e imaginación suficiente para transformar la realidad en beneficio propio. Pero después de lo escuchado no tengo más remedio que etiquetarlos con la clasificación del escritor parisino. Se han caído del pedestal con el mismo desdén que se apea una escultura falsificada. El gran ministro Rodrigo Rato, paradigma de la economía aznariana, ha confesado una ignorancia supina sobre su economía doméstica y la de la empresa que presidía. ¿Paradoja o bribonada? Arte, lo que se dice arte, no parece. 
Pero en el caso de Miguel Blesa la duda es más grande aún. Para defenderse nos cuenta que utilizaba las “jetas” desde 1994, esto es, casi dos décadas gastando cuartos sin declararlos al fisco ni merecerlos. Y alcanzó la presidencia de la Caja con ese mérito, después de haber compartido pupitre con José María Aznar. Un mueble escolar, que también parecía una plataforma de solvencia, pero que este señor acaba de hacer naufragar en el mar de las miserias. Sin arte, ni destreza.
Y llegados aquí, pienso que el expresidente debe de estar muy preocupado por semejante hundimiento de su pupitre. Rato, Blesa, Cascos, Jaume Matas, Acebes, Bárcenas, Correa… Todos encausados por cuestiones de despilfarro (el calificativo es intencionadamente benevolente) en lugar de pasar a la posteridad como paladines del “mejor Gobierno de la historia de la democracia”. No imagino que habría escrito Le Bruyere sobre la situación, yo afirmo con rotundidad que robar es un arte y que estos sucesos confirman la segunda parte de mi regla.

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