Opinión

La boca del pez

Podría tratarse de una sitcom para la sobremesa televisiva. Ella modelo, él hijo de una conocida familia. Dos personajes públicos llamados a cruzar sus vidas, a tener dos hijos y a romper la relación. Hasta ahí el planteamiento y el primer cambio de giro tan habitual. Sigue el nudo de la trama con el sometimiento a malos tratos sicológicos demostrados por parte del hombre a la mujer. Veremos las denuncias, las disputas por los hijos… y, como se trata de personajes públicos, es posible que entren en el torbellino de algún reality show.
Hasta ahí el guion, si está bien construido, no sorprenderá a nadie. Sin embargo, un nuevo cambio de giro centra la atención en el juez que lleva la causa. Se trata de un personaje impredecible quien, al concluir el juicio por la demanda de divorcio y la custodia de los pequeños, en privado se mofa de la mujer maltratada en presencia de la fiscal y entre risas, la llama “bicho”, “hija de puta” y dicta sentencia de palabra con sorna: “verás el disgusto que se va a llevar cuando vea que tiene que darle los hijos al padre”.
Y hay más, porque el guionista es tan perverso que hace que el Juez de violencia de género sienta cierta satisfacción ante la posibilidad de ser insultado por la condenada en alguna televisión. Es ahí donde la trama se retuerce, pues la divertida conversación privada del magistrado ha sido grabada por casualidad y se hace pública. Fin del primer capítulo.
Para saber el contenido del siguiente episodio tendremos que aguardar a conocer qué acontece con María Sanjuan, la modelo, Josué Reyzábal, el exmarido, y el juez Martínez Derqui. Lo que sí se nos ha transmitido, una vez más, es la precariedad moral con que se tejen algunas telarañas de la justicia. Esto sucede hoy en Madrid, al tiempo que vemos morir todas las semanas a mujeres maltratadas por falta de protección. Y cuando padres maltratadores asesinan a sus hijos tras haberles concedido la custodia.
Llevamos cuarenta años pidiendo la reforma de la Justicia, pidiendo más medios contra la violencia de género, pidiendo la informatización y conexión de todos los juzgados entre sí… pero rara vez nos detenemos a exigir concienciación y educación en igualdad también para el entramado judicial. ¿Cómo puede justificarse el ejercicio de un juez machista en un juzgado contra el machismo? Este magistrado ha sido pescado por la boca, pero hay muchísimos más, y no solo hombres, navegando en las aguas del tercer poder. 

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