Opinión

El mosaico

La izquierda política es múltiple por naturaleza. Antes de que comenzara la cruzada contra las ideologías se nos decía que es un error hablar de izquierda en singular, que lo correcto a la hora de escribir y opinar es hablar de izquierdas para representar la realidad correctamente. La historia nos enseña que la observación estaba bien fundamentada. Solo le faltaba añadir que las izquierdas se mueven guiadas por conceptos e ideas y, naturalmente, en ese territorio democrático se producen las controversias propias de la filosofía y de los distintos enfoques de la realidad, su cambio y progreso, vistos desde la libertad del pensamiento individual.
No voy a entrar en los conceptos que definen, o definían, a la derecha, mejor tratable en singular (aunque también sea inexacto). Pero ahora que la cruzada contra las ideologías ha llegado al paroxismo febril de considerarlas castas y otras lindezas desprovistas de ideología, vale la pena entretenerse un rato en observar el mosaico que han ofrecido “las izquierdas” a la hora de celebrar el 25 de julio, Día da Patria Galega, Día de Galicia/Galiza, Festa Nacional Galega, Día da Matria…
Los dos partidos veteranos, PSdeG-PSOE y BNG, se mantuvieron en la línea habitual. Los socialistas un año más se fueron a Rianxo para homenajear a Castelao en un acto que la mayoría de su militancia nunca ha entendido. ¿Por qué? Porque resulta francamente difícil encontrar conexiones entre el pensamiento del personaje nacionalista y la filosofía internacionalista del PSOE. Pero allí los vimos, en amor y compañía, un puñado de dirigentes sin el apoyo de las masas.
Mientras, el BNG tomó la Quintana de Santiago, como suele, bailando con las cifras de asistentes después de pasar lista sobre el censo de su Galiza (con zeta). Estaban los de siempre, esa militancia inasequible al desaliento, que Ana Pontón no consigue aumentar con su frescura. Parecen representar a un país inexistente.
Y el espectáculo más deprimente lo ofreció la desconexión de En Marea, Anova, Esquerda Unida y Podemos. Todos separados para reivindicar la “unidad popular” según palabras de Luís Villares. Gran paradoja si tenemos en cuenta que para En Marea esta es “la Galicia que queremos”. Las frases se rompían contra el frontón de la realidad al ver cómo Anova celebraba su romería a quinientos metros de distancia y Beiras anunciaba que las Mareas han fracasado. Anova, el día del santo patrón, se despertó republicana y rupturista.
Los de Esquerda Unida, con Eva Solla a la cabeza, se fueron a Mugardos para celebrar una comida republicana y reivindicar la memoria de las víctimas del franquismo. Siempre fueron pocos, pero desde que se diluyeron en Podemos en el plano estatal suman mucho menos. Y, finalmente, el Podemos Galicia –esa sombra circular impalpable de Carmen Santos- se salió por la tangente celebrando el Día da Matria Galega con un comunicado lanzado por las redes. Aire digital y titular de prensa. Lo suyo.
Al mismo tiempo, la derecha unida, se fue a la catedral a rezarle al santo patrón en su día. Tenemos Feijoo para rato.  
 

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