Opinión

Cuarteto de cuerdas vocales

Escucho a los representantes de Podemos repetir un nuevo mantra mediante el cual ya no se definen de izquierdas. Impulsando una cabriola dialéctica, seguramente basada en la diversa afluencia de posibles votantes a su reclamo contra el desorden de lo establecido, ahora se definen “de abajo”. 
Es decir, a la bilateralidad política nacida de la Revolución Francesa la han convertido en un precipitado alquímico donde el centro político -ese conglomerado de cabreados, descontentos, independientes, votos útiles, desertores ideológicos, desinformados, etc. gracias al que el partido de Pablo Iglesias puede pisar las alfombras de La Moncloa-, recupera la terminología de las novelas y películas burguesas basadas en siglo XIX inglés: los de arriba –dueños, señores, poderosos…- y los de abajo –el servicio doméstico-.
La última encuesta del CIS avala esta estrategia electoral. La cosecha de votos del nuevo partido procede tanto del PP, como del PSOE, como de IU, como de los parados y descontentos, esto les exige una desideologización rápida y un programa electoral ambiguo. Por tanto van por buen camino hacia el Parlamento mientras quienes pierden apoyos se desangran esforzándose por parecer más de derechas o más de izquierdas o más de centro.
A mi modo de ver e imaginar, con los datos del CIS vislumbro a Podemos como una formación de transición hacia la nada. Coyuntural pero, probablemente tan necesaria, como en su día lo fue la UCD de Adolfo Suárez fallecida en los brazos del CDS. Tanto la derecha, encarnada por el PP, como la socialdemocracia, abanderada por el PSOE, podrán cambiar de siglas, perder apoyos, navegar por mares en calma o procelosos pero no sucumbirán a un paréntesis como el encarnado por Podemos ahora mismo.
Quizás el resultado de las próximas elecciones generales nos conduzca a un Parlamento donde un cuarteto de cuatro voces políticas definan el futuro del Estado. Dos fuerzas complementarias de derechas –PP y Ciudadanos-, una fuerza difusa de centro –Podemos-, y una izquierda con el ala ideológica muy tocada –PSOE-. El resto seguirán siendo formaciones complementarias o testimoniales. Sin embargo no veremos un hemiciclo donde los escaños de arriba se enfrenten a los de abajo y viceversa. 
¿Quiere esto decir que el impulso renovador, que dicen representar Podemos y Ciudadanos, chocará contra el frontón de lo establecido? Probablemente. ¿Por qué? Porque, especialmente el partido de Iglesias, no nace desde una base de construcción ideológica, lo hace desde la demanda del supermercado de los votos. En cuanto pasen por caja se habrán quedado sin crédito.   

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