Opinión

Competencias versus incompetencia

Si usted sale ahora mismo de su edificio, al recorrer la calle lo estará haciendo por un espacio de competencia municipal, pero es probable que unos cientos de metros más adelante se adentre por una calle que en el pasado fue carretera de titularidad de la Diputación provincial y, aunque ya es solo una vía urbana, la responsabilidad y dominio sigue siendo de la administración provincial. 
Un kilómetro más adelante, usted habrá tomado su coche, y empieza a circular por una carretera de la red autonómica, por lo que el arreglo de los baches, la señalización o cualquier virtud o defecto son competencia de la Xunta de Galicia. Enseguida se adentrará en una carretera nacional cuya propiedad es del Estado y sus atribuciones, sin duda, corresponden al Gobierno central. 
Si luego toma una autopista, una autovía o una vía verde, las dudas competenciales deberá repartirlas entre alguna empresa privada o los gobiernos central y autonómico. En menos de dos mil metros puede que usted haya circulado por territorios de cuatro o más administraciones. Si tuviera que prestar atención y servicio a esa realidad, loquearía.
Pero ahí no concluye el galimatías competencial que rige nuestra vida cotidiana. Por un conflicto en el espacio urbano usted deberá dirigirse a la policía municipal, sin embargo es probable que, por la índole del tema, la competencia corresponda a la Guardia Civil, institución que también velará por usted en los espacios interurbanos con límites bien definidos entre cuarteles y puestos de mando geográficamente marcados. Y sobre ellos, el solapamiento no se me alcanza, está la Policía Nacional, y dentro de ella las secciones de tráfico, narcotráfico, homicidios, policía judicial… 
Y si desciende podrá servirse de las competencias de los grupos de Protección Civil, voluntariado urbano o rural… En lo judicial para guiarse deberá estar usted versado en las distintas instancias, las guardias, urgencias… En lo sanitario tendrá la obligación de conocer la geografía autonómica y los límites territoriales de su tarjeta sanitaria… En las cuestiones de impuestos, tasas, beneficios administrativos, depósitos legales, etc. la madeja no es más clara. Y suma y sigue.
Sin embargo no crea que esta es una cuestión propia de la vida moderna. La península ibérica, desde que Roma la dividió en provincias y los bárbaros y las religiones las trocearon, siempre ha sufrido una superposición de administraciones burocráticas, recaudadoras, políticas y religiosas en las que ser o no ser no era la cuestión para sobrevivir, sino cómo burlar a unas y otras en beneficio propio. Y ahí seguimos, con nuestro carácter hispano pícaro, defraudador y tramposo dando fe de ello todos los días.
El bochornoso espectáculo de los políticos tirándose a la cabeza las responsabilidades, por el accidente en el puerto de Vigo durante el concierto de “O marisquiño”, es un ejemplo monumental de cómo las competencias administrativas generan incompetencias. Quizás las maderas del piso hundido sean responsabilidad municipal, la del hormigón desprendido corresponda a la Autoridad portuaria y la del agua corrosiva del mar al Estado. Las culpas y reclamaciones, por tanto, al maestro armero.

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