Opinión

Tiro al pato

Alábate pato, que mañana te mato. Sin afirmarlo expresamente, pero con un silencio atronador el Presidente de la Xunta de Galicia ya había avanzado la destitución de la delegada en Vigo. Feijoo tiene la mirada del tigre, esa que tenían nuestros padres y abuelos, y que lo decía todo sin necesidad de pronunciar palabra. 
Por eso observó impasible y con la decisión tomada las declaraciones de Bravo Bosch en relación a su imputación en la operación Patos. En su tono solemne habitual, se mostraba sorprendida por este hecho -aunque siendo una chica lista se lo esperaba- y dirigía la motivación de su acusación a una misteriosa confabulación para acabar, antes de comenzar siquiera, con la posibilidad de erigirse como lideresa alternativa del PP local. 
Pero la conciencia tranquila de la delegada y su convencimiento de que su carácter atento y educado se habría podido confundir con un presunto tráfico de influencias, no desviaron un ápice la determinación de Feijoo, al que tampoco sedujo la justificación de que las escasas competencias de gestión del cargo de delegada territorial haría imposible cualquier beneficio ilícito desde dicho puesto. Sin embargo, como convencido admirador de la presunción de inocencia, el líder del PP de Galicia tuvo la gentileza de cesarla a petición propia, que casa mejor con el carácter decidido de la ex alto cargo de la Xunta de Galicia en Vigo, que así se va pero no la echan.
Lo cierto es que la presencia institucional de la Xunta de Galicia en Vigo ha ido menguando y deteriorándose paulatinamente en los últimos tiempos y se han destacado siempre más sus errores que sus pocos aciertos con la ciudad. El Gobierno gallego debe asumir su responsabilidad por ello, pero debemos alabar en este punto la esforzada aportación del Alcalde de Vigo, al señalar inquisitivamente los defectos y meter el dedo en la llaga de la oposición, a la vez que proponiendo alternativas que han decidido apoyar la mayoría de los vecinos de Vigo. Caballero es un artista en el sentido más común de la palabra.
Solo Feijoo conoce los motivos de la renovación del Gobierno autonómico y el tiempo –un año a lo sumo- dirá si con esta nueva estructura se cumplen sus expectativas. Pero Vigo se merece un cambio que arranca con la delegada de la Xunta pagando un pato que ahora la Justicia deberá desplumar. 

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