Opinión

Plutón y nuevos horizontes

Dos magníficos acontecimientos tuvieron lugar esta semana y no han pasado desapercibidos para el mundo. Uno de ellos -no necesariamente el más importante aunque se comente en primer lugar- es que la sonda New Horizons, después de más de 4.800 millones de kilómetros recorridos y más de nueve años de viaje, ha enviado las primeras fotografías de máxima aproximación del planeta enano Plutón. 
La otra es que el Gobierno, después de darse un descanso en su tórrida relación con los empleados públicos, les ha llamado y les ha dicho que nunca ha dejado de quererles. Tras tres años de desencuentro y rechazo, el ejecutivo quiere retomar el romance con la función pública decepcionada. No le va a poner un piso, pero está pensando en pactar medidas que favorezcan al colectivo, que pasan por devolver la paga extra de 2012, la restitución de días de libre disposición perdidos y un escenario de creciente retribución en 2016. 
El ejecutivo niega que estas previsiones tengan en absoluto que ver con el acercamiento a Plutón o la proximidad de las elecciones generales, sino que las vincula a su excelente gestión política de la crisis y, en consecuencia, a la recuperación económica española. Los funcionarios y funcionarias, al contrario que el personal de la NASA, no muestran de momento demasiado entusiasmo, sabedores de que ni Plutón es un filósofo griego, ni hay todavía pruebas concretas de la buena voluntad del Gobierno. 
Demasiadas veces les han roto el corazón y utilizado sin escrúpulos para resolver problemas, sin mayor análisis que el recurso de echar mano a la cartera de los demás. Más grave todavía ha sido siempre que, para justificar la conveniencia de las medidas contra el empleo público, se trasladase una imagen de sus empleados como vagos privilegiados que sorben los recursos del Estado. Ahora parece que los astros se conjuran para que confluya el acercamiento al planeta gélido con la ruptura del hielo entre el Gobierno y una Administración que siempre ha sido un gran vasallo aunque no tuviese buen señor.
Por lo que respecta a Galicia –como en Plutón y en el resto del sistema solar por el momento- se desconoce que haya vida inteligente dispuesta a reponer un mínimo de dignidad entre los empleados públicos. Si el conjunto de ellos tiene pendiente recuperar la totalidad de la extraordinaria de 2012, los gallegos son los únicos de todo el Estado que han perdido el derecho a cobrar, desde entonces, el importe correspondiente a la práctica totalidad de una de ellas. Morriña versus “morriño”.
Ahora que se abren nuevos horizontes, tal vez haya alguna esperanza para la función pública, antes de que llegue el final de la vida útil de la nave espacial por el espacio insondable, allá para el 2030.
 

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