Opinión

Pedro Sánchez desnudo

Justo cuando Playboy presenta su primera portada sin mujeres sin ropa, Pedro Sánchez inicia su ronda de contactos para ser investido presidente del Gobierno, asumiendo el reto desnudo, sin líneas rojas, sin prejuicios, con la mano tendida, casi virginal para intentar conseguir un encargo que aceptó solemnemente y con la bendición del Rey. 
Curiosamente, la revista y el PSOE comparten el mismo objetivo con su política, que no es otro que intentar renovarse y atraer mayor interés hacia sus planes y proyectos de futuro. Si la famosa publicación, después de 60 años de desnudos, se tapa para conseguirlo, el líder socialista se destapa y se presenta como el adalid reformista y progresista, expectante de ser vestido con los votos y los apoyos que pueda reunir, para ser investido de la confianza de la Cámara Baja.
Para ello Sánchez parece dispuesto a ponerse casi cualquier cosa, y estaría encantado de combinar la elegancia formal de Ciudadanos con el look más descuidado de Podemos, o quién sabe si mezclas regionales aún más arriesgadas. Por lo que no pasa el PSOE es por el corte conservador y raído del PP. 
Si Playboy abandona el destape y apuesta por los contenidos, los socialistas confían en que su secretario general sea capaz de desfilar por la pasarela hacia la Moncloa, sin muchas cosas concretas en la cabeza ni un programa de gobierno compartido con las mínimas garantías de cuajar. Pero ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio. En el pacto para vestir al rey de la política española, Ciudadanos no quiere estar con Podemos ni Podemos con Ciudadanos. Y como el Partido Popular solo se atreve Rivera, así no hay quien sume.
El PP, convidado de piedra de la situación, expuesto otra vez crudamente a la corrupción, se tapa bien hasta las orejas, para no coger demasiado frio, esperando que los propósitos y buenas intenciones de Pedro Sánchez se congelen para resurgir del deshielo. Confían en que el líder socialista se descubra de pronto desnudo y solo en la tribuna del Congreso, y se ruborice de pudor al descubrir sus vergüenzas. Pero yo no estaría tan tranquilo, porque la pregunta podría tener una respuesta inesperada, ¿quién vestirá a Pedro Sánchez?

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