Opinión

Con orgullo y pa’lante

Si la desesperación fuera vídeo, sería el último vídeo del PP. Si el temor a perder las elecciones fuera vídeo, sería el último vídeo del PP. Si el ridículo fuera vídeo, el último vídeo del PP sería su paradigma. El paciente país cuya recuperación milagrosa reivindica el Partido Popular como propia estaría pidiendo tierra si tomamos el sketch como ejemplo de creatividad, originalidad o mínimo buen gusto.
Resulta sorprendente que un partido que lleva casi cuatro años en el Gobierno, con nutrida experiencia al frente del Poder Ejecutivo, que presume de contar con militantes sobradamente preparados -ahora también jóvenes y guapos- y un eficiente aparato logístico, pueda resumir con semejante mensaje videográfico la que considera su exitosa cruzada por salvar España. Uno esperaría más hasta del que asó la manteca. Desde luego los emprendedores -los autónomos de toda la vida, ahora con mayor categoría terminológica- harán bien en tener mejores ideas que estas de las que presumen quienes hacen España.
De partida, la originalidad brilla por su ausencia, puesto que el germen de esta obra maestra parece estar en una grabación similar del PLD del presidente Leonel Fernández, realizada con ocasión de las elecciones presidenciales de 2008 en la República Dominicana. El pretencioso título, “De la crisis a la recuperación” coincide con varios libros y no pocas ponencias económicas. Y la presentación de una España como una joven que entra en un hospital en estado crítico y se recupera tras el cuidado de los profesionales sanitarios y el esfuerzo de la propia paciente, ha sido mucho mejor tratado por José Mota -que me perdone la comparación, por favor-, con resultado muy distinto, claro. Con la superación de la crisis, que tanto se predica, bien podrían haber puesto el presupuesto al servicio de los publicistas de los más famosos refrescos de cola. 
Hasta ahora a la derecha le ha ido bastante bien -inexplicablemente- con su catastrófica política de comunicación. Está claro que tiene un electorado fiel que apoya incondicionalmente la ideología sin importarle cómo se transmite y con muy poco sentido del ridículo. Es de la idea de partido de la que están orgullosos y orgullosas los y las populares. De cómo entre todos –sobre todo ellos y ellas- han evitado la crónica de una muerte anunciada y hoy pueden presentar un país con futuro, que no solo ya no está enfermo sino que apunta incluso a liderar el panorama político y económico mundial, siempre que los españoles y españolas sigan otorgándoles la mayoría de su confianza. Si no, no. Es más simple que la electrónica de un botijo. 
Ahora solo falta darle al sacho sin pausa y redundar en lo mismo, programando actos que muestren el lado cercano y amable del partido –como hacen todos- y por si se presenta la oportunidad tener preparado algún baile disfrazado de naturalidad. Con orgullo y pa’lante, sin miedo al absurdo que asoma desvergonzado de entre el orgullo desmesurado que dibuja una realidad a la medida del PP y del Gobierno.
 

Te puede interesar