Opinión

Si no queda satisfecho…

Con su modesto e inconcreto acuerdo –del que no se acordarán- para ahorrar en publicidad, los partidos políticos inician sus ocho días de oro de propaganda electoral. Ya es primavera en la campaña mediática para hacerse con el Gobierno del país. La repetición de los comicios removerá sin duda conciencias y provocará reflexiones e incluso resentimientos que garantizan la incertidumbre del resultado final por encima de cualquier encuesta.
Cualquier error más resta, por lo que conviene a todos en general que, además del victimismo por el fracaso de la difunta cortísima legislatura, se coincida en la necesidad de minorar unos gastos que en las pasadas elecciones generales supusieron al Estado, en letra, ciento treinta millones doscientos cuarenta y cuatro mil quinientos cinco euros. A quienes les pudiera parecer la cifra poco relevante, acostumbrados a escuchar hablar con naturalidad de millones de euros en los muchos casos de corrupción y delincuencia fiscal, así como para los más antiguos del lugar, les diré que en pesetas habría que expresarlo mejor en cifras (21.670.862.208,93 de pesetas). 
Al ser necesario un Excell para calcularlo, lo lógico es que haya un principio de amago para anunciar las rebajas –rebaixas, sales, soldes, saldi-, aunque no coincidan en los términos estrictos en su aplicación. No confluyen, por ejemplo, en el porcentaje del ahorro ni en suprimir o no el “mailing” con el que nos engordan los buzones. No saben si poner un tope de gasto o gastar a tope. 
Sin embargo, un solo euro invertido en repetirnos hasta la saciedad los mismos mensajes y promesas que no han servido anteriormente más que para disolver las Cortes, es dinero tirado. Más de doce millones de euros dilapidaron los populares en la pasada campaña para que muchos, del único PP del que quieran oír hablar es de su amigo Pepe. Los nueve millones del PSOE tampoco le sirvieron de mucho a la hora de aprovechar orgulloso el encargo solemne del Rey para formar Gobierno. Con cifras más modestas de gasto, Podemos y Ciudadanos sacaron mayor rédito, pero vamos servidos de carteles, vallas, banderolas y fotos retocadas de candidaturas repetidas. Como los niños con las colecciones de cromos: sipi, sipi, sipi. Ya las tenemos.
Lo siento si suena a demagogia, pero la millonada en una nueva campaña electoral es una indecencia, porque sobra. Gástenlos en política social, en educación, en sanidad, en humanidad hacia los refugiados. Si alguien quiere rememorar un mitin o una promesa pública, que busque en youtube. Si los líderes políticos tienen alguna novedad que la twitteen, y que nos envíen las fotitos con los amigotes por whatsapp. Podemos conseguir imágenes de los candidatos mucho más graciosas en Google que las que editan con carácter institucional. Los nuevos mensajes nos van a sonar a los viejos mensajes, muchos falsos. Que, a estas alturas, cuando los políticos van, los españoles ya estamos de vuelta. Déjennos en paz, que bastante tenemos con pasar por el colegio electoral, quienes vayan. Quedamos para el 26 de junio, pero mientras no nos molesten. Porque, después de todo, si no estamos satisfechos –otra vez- ¿nos devuelven el dinero? ¿Y el voto?

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