Opinión

Lo imposible

Se dice que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Supongo que en el momento de redactar esta común reflexión y partiendo del fracaso de Pedro Sánchez en la votación de investidura, los grupos políticos con representación parlamentaria tendrán la frase en consideración, cada cual por diferentes motivos. 
El Partido Popular porque, como el colega que no te desea mayor éxito que a sí mismo, entonará el “ya te lo decía yo, no digas que no te habíamos avisado”. El PSOE porque necesariamente habrá de tragar el sapo y cambiarla por la que enarbolaba a pecho descubierto del “querer es poder” o “como no sabíamos que era imposible lo hicimos”. Porque al final no lo hicieron. No será porque no se lo hubiera advertido ya el PP, y también Podemos, aunque en este último caso, su joven progresión política es más bien muestra de lo contrario, de todo lo posible. Así se podrían poner en boca de Pablo Iglesias las palabras de Napoleón, “lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes”. Como si lo estuviera viendo en la tribuna, solemne, frunciendo el ceño, entornando los ojos y con el puño en alto, practicando su perfecto método Stanislavski que no deja lugar a la improvisación.
Al “flow” de Albert Rivera le pega más “es intentando lo imposible como se realiza lo posible”, porque su partido va de la mano de la izquierda para la investidura, pero también puede rozarse con los populares –tal vez sin Rajoy- y quién sabe si llegar incluso a abrazarse con Podemos que -se habrán dado cuenta- han resultado ser los más cariñosos, con besos y abrazos para todos. Ciudadanos es el traje de fondo de armario, imprescindible para cualquier acto. 
Entre todos se han dado bien cera. Pero muchos aprendimos con Dani Larusso en “Karate Kid” que, para intentar triunfar, además de dar cera hay que pulir cera, con la única seguridad de que nos van a moler a palos. Por eso la vida se empeña en enseñarnos la cruda realidad del fracaso y que los finales felices no están asegurados ni con la obstinación más férrea. No hay más cera que la que arde y decir que la voluntad es siempre la fuerza mayor del hombre y que no hay nada imposible, es bonito pero es faltar a la verdad. Desgraciadamente, en política estamos acostumbrados a la mentira, pero por mucho que nos digan lo imposible es imposible, ahora y -sin concesiones inesperadas- también en junio. Y si nos queremos consolar, caer sirve también para levantarse.

Te puede interesar