Opinión

Dolor de parkin

El dolor de parking va camino de convertirse en la más común de las patologías del nuevo hospital de Vigo, Álvaro Cunqueiro. Los efectos de las tarifas que cobra la concesionaria por estacionar los vehículos se están dejando notar en todas las especialidades médicas y terapéuticas, con el riesgo cierto de generar una enfermedad "ad hoc" y con derecho a nombre propio, cuyos principales síntomas consisten en agravar las afecciones de los pacientes.
El aparcamiento, a los de nefrología, les cuesta un riñón; a los de urología, un huevo; y un ojo de la cara a los de oftalmología. Los de proctología están hasta el culo de los abusos. Las taquicardias y amagos de infarto se disparan en cardiología, mientras los usuarios echan las manos al pecho con el recibo estrujado entre los dedos. Los enfermos de digestivo sienten nauseas y un nudo en el estómago cada vez que pasan por caja. No pueden ni tragar saliva. Hay más traumas que nunca en traumatología y en consultas de neurología tienen los nervios a flor de piel. Las crisis en neumología son habituales, porque a la gente se le corta la respiración cuando echa cuentas de lo que tendrá que pagar, tras tres horas de espera en el hospital y una buscando el coche.
Los precios provocan alergias, urticarias, ronchas, trabajo para dermatología y alergología. Los usuarios no se pueden creer lo que ven ni lo que escuchan lo que provoca derivaciones a oftalmología y otorrinolaringología. Las mentes retorcidas que han ideado la lucrativa trampa del aparcamiento privado, dirán no obstante que los locos están en psiquiatría. El negocio y el abuso vinculado a un servicio público indispensable es un cáncer que tendría que ser tratado en oncología. 
El hospital de Vigo se ha construido al amparo del modelo concesional de obra pública, previsto en la Ley de Contratos del Sector Público, lo que lleva aparejado que la contraprestación del contratista consista necesariamente en el derecho a explotar la obra. Pero quien toma la decisión política de llevar adelante el proyecto a través de tal figura contractual, tiene el deber de garantizar el derecho de los usuarios y usuarias de la sanidad pública al acceso a un servicio indispensable sin detrimento mayor de su salud ni de su economía, y que no genere desigualdad ni discriminación. Quién debe tutelar los servicios públicos no puede permitir cobrar casi dos euros por hora de aparcamiento en un hospital sin otra alternativa al aparcamiento, más que un insuficiente transporte urbano. Luego se les llena la boca hablando del fomento del bienestar social.
Pero que nadie se rasgue las vestiduras. Este es un asunto político en cualquier ámbito. Clamar contra esta injusticia y tener la ciudad plagada de parkings de la misma índole tampoco es ejemplo de nada. Hay que trabajar por una solución tan simple como la gratuidad del servicio. Un acto de generosidad y de justicia que un gobierno con recursos sabría solventar. Nunca una dolencia tuvo tan fácil tratamiento. "Ituponfreno" para el dolor de parking. 
 

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