Opinión

Crónica del presidente 'plasmado'

El rey de la novela de Torrente Ballester, después de pasar una gran noche con su mejor cortesana se quedó pasmado y, encaprichado por ver también a su reina desnuda, sacudió los pilares morales del Estado con este insólito deseo. Si el monarca se enfrentó a la rigidez política, social y eclesiástica del siglo XVII, para darse el capricho de quedar embobado con su reina en pelotas, hoy Rajoy pelea por no quedar desnudo ante la opinión pública y quedar retratado como el primer presidente del Gobierno español que comparece ante la Audiencia Nacional en condición de testigo en un juicio por corrupción. 
En el peor de los casos prefiere quedar plasmado -compareciendo por video-conferencia en un plasma- que acudir en persona y dejar al mundo embobado por el hecho de la comparecencia en sí y por lo absurdo de las justificaciones para no personarse. Porque para no acudir a la Audiencia Nacional, sita en la acera de enfrente de la sede el Partido Popular, el Gobierno se excusa en que tendría que recurrir a un despliegue importante de recursos y considera que debido a la intensa actividad del presidente, sus numerosos actos y reuniones dentro y fuera de España, resulta más idóneo y menos perturbador declarar a distancia. "Es que no puedo dejar solos a mis Ministros, que me la lían", le faltó decir al líder popular.
Sin embargo, la citación judicial es un deber inexcusable de carácter público y personal, tan importante o más que muchos actos o reuniones regulares de gobierno y esconderse tras lastimeras justificaciones deja en mal lugar el valor que se le supone a quien ejerce la presidencia del Gobierno y debe defender la actuación de la Administración de Justicia y la transparencia en la acción política. Aunque se ponga en duda por no pocos, los presidentes también son personas, que comen, van al baño, al médico o duermen, incluso con la conciencia tranquila. Seguramente Rajoy no irá a pasar la ITV de su coche y pondrá alguna vez excusas políticas para no ir a comer a casa de su suegra, pero debe acudir a la Audiencia. No comprendo cuál es la razón real para plasmar la testifical de Rajoy en lugar de acudir con dignidad a la sede judicial y demostrar que, como dice él mismo, se trata de un ejercicio de normalidad democrática. Desde luego, escurrir el bulto no le acarreará nada positivo, aunque por lo que se ve, tampoco le pasará factura.
Otros, en cambio, no tienen tanta suerte. Haga lo que haga, el PSOE se desangra con las cuchilladas de dos de sus candidatos a la secretaría general y gane quien gane necesitarán plasma, pero de otro tipo. Susana creía tener un ratón, pero está lejos de ser chiquitín. Es Pedro Sánchez, que sueña con ser campeón. 

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