Opinión

Libertad de expresión

Primero. La libertad de expresión ha de ser bidireccional, manifestarse en una doble dirección. Me explico; y extiendan esto a cualquier situación. Si se pretende que sea libertad de expresión (que lo es) irrumpir en una iglesia a increpar a los allí presentes mientras las actuantes enseñan los pechos, hemos de respetar la libertad de otros que acudan al portal de las casas de éstas, para que cuando salgan, se manoseen los genitales chillando cualquier barbaridad. 
Si lo es (que también lo es) decir que uno de los miembros de la manada era guardia civil y otro pertenecía al ejército, igualmente es libertad de expresión informar que los violadores de una joven de Granada eran senegaleses o que los quince sujetos que abusaron de una chica eran marroquíes, todos ilegales. Como ciudadano, me interesa conocer que dentro de nuestras fuerzas de seguridad se ocultan indeseables delincuentes, y de la misma manera, me interesa también saber que quienes acogemos, pueden no ser recíprocos con la generosidad con la que lo hacemos.
Pero para los nuevos ortodoxos de la corrección política, lo segundo es incitar al odio al colectivo de inmigrantes mientras que, lo primero no es incitar al odio al colectivo de la guardia civil. Una cuestión bien curiosa, que me lleva a la siguiente reflexión.
Segundo. ¿Dónde están los límites de la libertad de expresión? Personalmente cuando me expreso, intento hacerlo desde el respeto y la urbanidad, pero reconozco tener libertad para llegar incluso a la ofensa. El que se encuentra en la iglesia puede sentirse profundamente ofendido por los modos de las femmes  y éstas, podrán sentir su dignidad ofendida por las barbaridades que les espeten cuando vayan a su portal. Se cruza la línea de la educación y le respeto, pero no se cruza la de la libertad de expresión. 
No sería libertad de expresión, sin embargo, utilizar la calumnia, la infamia, la incitación al odio, la amenaza o las injurias. Aquí ya no entra en juego la subjetividad, lo hace el Código Penal. En todo caso, será el Juez quien interprete los hechos.
La paradoja es que Irene Montero se ofenda, denuncie y cobre 70.000 euros por un verso en el que se satirizaba sobre el “gallo” Pablo Iglesias en su “gallinero” y no tenga el mismo rasero con las amenazas y enaltecimiento del terrorismo de un tan Valtónyc el rapero prófugo de la justicia española. Parece ser que la dignidad es sólo propiedad de unos.

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