Opinión

Las pensiones de nunca acabar

Si hace unos años, no tantos, algún político o colaborador de los medios de comunicación, nos llega a decir día sí y otro también, que es muy posible que el cobro de las pensiones descienda considerablemente, hubiéramos pensado que se trataba de una burla cruel. No lo es, o sí, dependiendo de quién firme la información o quién sea la garganta profunda del Gobierno o del mundo financiero que interesadamente filtra estas noticias creo que con el fin de ir abonando el terreno de la desesperanza, de la angustia, de la sorpresa de quienes después de haber pagado durante toda su vida la cuota que les permitiría cobrar la pensión en un futuro, no podrán hacerlo porque el dinero ha volado de la hucha.
Da igual cómo se ha gastado o quién metió la mano en época de crisis en una cuenta destinada según lo acordado en los Pactos de Toledo, a paliar las situaciones límite. El daño está hecho y, si lo que dicen es cierto, solo quedan 8.000 millones para hacer frente a la próxima paga extra del mes de julio. A partir de ahí, la situación se agravará por falta de previsión, para todos pero más para quienes cobran pensiones mínimas, como son las de viudedad o las no contributivas, que apenas si alcanzan para pagar gastos imprescindibles como son el agua, la luz, el alquiler o la comida.Si a eso le sumamos que el sistema de salud público se resquebraja por falta de medios para reparar las "goteras" que sufren los grandes centros hospitalarios y centros de salud, mientras los privados engordan su patrimonio, estaremos ante una situación que, como siempre, afectará a las clases más desfavorecidas. Es decir, a los de siempre, toda vez que la clase media española, adelgaza a pasos de gigantes debido a los recortes y a la presión fiscal.
Dicho esto, lo que más me sorprende es la indiferencia de nuestros políticos ante un problema de vital importancia para la marcha del país, preocupados como andan todos ellos intentando arañar votos a cualquier partido de los que se presentan a las próximas elecciones catalanas. Pero me sorprende mucho más que ninguno de ellos haga propuestas factibles para que nuestros mayores puedan seguir disfrutando de una jubilación honrosa.
Según el informe bienal sobre las pensiones de la OCDE, España es uno de los siete países que pone pegas para compatibilizar el cobro de la pensión con trabajar al mismo tiempo. ¿Por qué? Por lo de siempre, por la incapacidad de los agentes políticos y sociales para ponerse de acuerdo a la hora de redactar un texto sobre la reforma del sistema de pensiones, en el que se aborden los problemas reales, que empiezan a ser preocupantes.
Es lógico que muchas personas consideren que tras años de duro trabajo les ha llegado la hora de descansar. Se lo han ganado, sí señor, pero hay otros muchos que por las características de sus actividades no tendrían inconveniente en seguir trabajando y cotizando a la seguridad social como autónomos, pagando los impuestos correspondientes, siempre y cuando sigan cobrando su pensión completa, que se han ganado a pulso. Una manera de aliviar el descenso de la natalidad y el aumento de las personas dependientes, teniendo en cuenta que dentro de pocas décadas España será uno de los países más envejecidos del mundo, ya que tendremos 76 jubilados por cada 100 personas en edad de trabajar.

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