Opinión

Con un pan bajo el brazo

Solía decirse, en los tiempos analógicos que los niños venían al mundo con un pan debajo del brazo, que la familia a la que llegaba abordaría en mejor situación económica los tiempos venideros. A buen seguro que la médica que ha tenido que presentarse a unas oposiciones en Madrid un rato después de haber dado a luz a un niño, y con los efectos de la anestesia epidural en sus piernas y sueros en ristre, habrá pensado en ello, en que quizá el pan tenga forma de trabajo fijo. Pero también es posible que en lugar de un pan pueda traer calabazas para una mujer que, por ser madre, ha abordado su futuro en peores condiciones físicas que el resto de los opositores. La sensibilidad de los examinadores es muy parecida a la de un serrucho. 

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