Opinión

Pagas

Hubo un tiempo en el que cualquier chaval o  joven que se incorporaba al mercado laboral entregaba religiosamente su ‘sobre’ en el que había recibido su salario a sus padres que luego a su vez le daban la paga semanal para sus gastos y le guardaban la mayor parte de lo que sobraba. Ahora aquellos que osen decir a sus hijos que entreguen parte de sus emolumentos para la casa se arriesgan a recibir una contestación de dudoso gusto, porque en sus necesidades son tantas que no les quedan recursos para nada más. Pero los jueces están empezando a sentenciar que los hijos que ganen y no aporten abandonen el hogar familiar.  Es un aviso. Con estos asuntos no se puede generalizar cuando hay tanto joven contrabajo precario, pero que sepan que su egoísmo puede ser objeto de reproche judicial.

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